La primera ola inversionista colombiana se apreció en la adquisición de empresas representativas instaladas en Panamá. Hitos de esa expansión cursada hasta hace unos años fueron la llegada de Caracol Radio en el año 2000, y la operación bancaria más espectacular en términos de precio realizada en nuestro país, como lo fue la compra anunciada en 2013 de los activos de HSBC Panamá por parte del Grupo Bancolombia. La suma de dicha transacción alcanzó los 2 mil 100 millones de dólares.
Sin la relevancia de tales cifras, pero sí con la impronta de otra estrategia de negocios, desde hace un decenio aumenta la presencia de empresas colombianas en el istmo. Ofrecen su portafolio en este mercado de manera orgánica, paso a paso. “Estimo que desde 2009 han llegado unas 80 empresas de origen colombiano”, determina Carlos Rodríguez, gerente de la empresa Representaciones y Consultoría Empresarial Panamá (Recep).
La lista de corporaciones colombianas se integra de participantes como Servientrega y Blu Logistics, compañías especializadas en prestar servicios inherentes a la cadena logística. La consultora multidisciplinaria Concol, adquirida en 2017 por la firma canadiense WSP Global Inc. Grupo Pijao, Amarilo y Provivienda, pertenecientes a la industria de la construcción. Grupo Nutresa, Crepes and Waffles y Luker, de alimentos. Hay otras tantas.
El objeto social de Recep contextualiza la actividad empresarial en cuestión. “Siendo Panamá una plataforma hemisférica de negocios, se torna habitual la oportunidad de detectar necesidades acá y de buscar las soluciones en otros lugares como Colombia. Se trata de hacer unir esas dos puntas”, plantea el empresario.
Por qué Panamá mantiene su rol
En el lapso de estos 20 años, Panamá apuntaló un crecimiento económico calificado por Rodríguez de “descomunal”. El empresario justifica esta valoración en la ampliación del Canal, la continua expansión ferroviaria de la capital y las obras de infraestructura vial.
“El salto dado por la economía panameña, que se basa [mayoritariamente] en la prestación de servicios, demanda precisamente servicios que no solo deben ser importados”.
Se trata de soluciones que pueden ofrecerse en Panamá, titular de una expansión de su economía tasada por el empresario Fernando Aramburú con índices que la vuelven “muy atractiva” para los interesados en presentar su stock de negocios en otros mercados.
Tales atractivos definen muchas veces la expansión de un negocio en el exterior. Más si se avistan por anticipado. Es el caso de Leños & Carbón, la cadena de restaurantes especializada en carnes a la parrilla, con 14 establecimientos en la capital. Llegó procedente de Colombia a mediados de la década pasada tras la previsión del impulso económico panameño de los siguientes años.
“Panamá tiene una economía muy sólida. De las más estables de América Latina”, sostiene un vocero de Leños & Carbón. Concuerda con Aramburú en el “crecimiento exponencial en este país”. Aunque la actual dinámica económica sea más lenta, esta sigue una senda con registros como no sucede en otros países de la región, compara el vocero.
A la vez que Panamá incrementó su población a cerca de 4 millones 100 mil habitantes, sucedió lo mismo con el ingreso per capita de los habitantes, de alrededor de 16 mil dólares anuales, comenta Aramburú.
Es posible que Colombia sea, entre los vecinos, el país que mejor maximiza el comportamiento económico descrito. Datos de la embajada colombiana dimensionan la relevancia comercial de la nación vecina en el istmo al representar el 17% de la inversión extranjera directa, y en sus inversiones de 9 mil 137 millones de dólares desde el año 2000.
“Panamá es el destino principal de expansión para las empresas colombianas, por encima, entre otros países, de Estados Unidos, Inglaterra y Chile”, dice el embajador de Colombia en Panamá, Eduardo Burgos, para justipreciar el volumen inversionista de Colombia en el istmo.
“Es importante que tengamos claridad en que Panamá es nuestro principal socio comercial. El gobierno del presidente Iván Duque busca fomentar una relación fluida, estable y de confianza. No debe olvidarse que es muy importante la exportación de productos colombianos hacia Panamá, y que lo es igualmente la inversión extranjera directa de este país en el nuestro”, apunta el embajador colombiano.
Una explicación del volumen de las inversiones colombianas radica en que su sector privado asimiló la proyección nodal de Panamá. “Es la capital de América Latina en cuanto a negocios, flujos comerciales y prestación de servicios”, sostiene Rodríguez.
Dicho reconocimiento le permite competir con Miami en facilidades de funcionamiento empresarial.
Las virtudes comparativas radican en la concentración de negocios en suelo panameño y en las ventajas normativas para los conglomerados corporativos con inversiones en otros lugares, pero con su sistema central de operaciones en Panamá.
Tales atractivos, no debe olvidarse, son en ocasiones como el anzuelo para un pez desprevenido. Rodríguez califica también el mercado panameño como de condiciones muy “específicas” y que llevan a muchas personas, incluso a aquellas experimentadas en el mundo de los negocios, a hacer “esfuerzos que resultan inocuos”, y sobre todo que se agotan en el primer año de operaciones. El resultado puede producirse de dos modos: “No se logran los rendimientos según su cometido o tampoco se impacta el mercado de la manera debida”.
El comportamiento del peso colombiano frente al dólar se constituye en una de los atributos más valorados. La semana pasada la divisa suramericana ajustó una tasa de cambio de 3 mil 459 pesos por cada divisa estadounidense.
“Un dólar alto puede ser una desventaja para Panamá, porque se encarecen los servicios de nuestro país. Sin embargo, será un gran negocio para aquella empresa que se instale acá y cobre y facture en dólares. [Luego] las utilidades, en el caso colombiano, serán mayores en pesos”, específica Aramburú.
Los sectores
Ningún sector económico panameño es ajeno a las empresas colombianas. En la práctica están en todos los segmentos. Según una lista de la Embajada de Colombia, donde más se siente el carburante empresarial de este país es en banca y negocios financieros, alimentos, agroindustria, energía, productos químicos y farmacéuticos, consumo masivo, construcción, servicios, transporte y tecnologías de la información. También se encuentran en la industria logística.
Las empresas colombianas abiertas en estos sectores fueron antecedidas por un tejido social urdido por cerca de 150 mil colombianos. Con sus conocimientos profesionales, técnicos o experienciales, viven en Panamá para abrir una trocha por la que caminan ahora nuevos negocios. “Configuraron un sentido del servicio basado en la eficiencia con una disciplina de trabajo que los lleva a preguntarse constantemente cuál es el siguiente paso”, dice un empresario local.
Muchos de esos colombianos obran como mensajeros que llevan y traen información de necesidades y respuestas empresariales en ambos lados de la frontera. La trayectoria recorrida por las empresas colombianas se acopla al horizonte panameño con soluciones comprobadas en logística en Colombia, país interrumpido por cordilleras, valles, selvas y ríos.
Infotrack ejemplifica cómo una empresa de origen colombiano pero asentada en Panamá presenta sistemas de trazabilidad en línea y en tiempo real para un segmento clave para Panamá como lo es la logística. En su lista de clientes aparecen Tzanetatos, Felipe Motta y otras 28 empresas. O en materia de construcción con FPC Arquitectos, responsable de la edificación de casi 20 supermercados Justo y Bueno y de, al menos, dos gimnasios Smart Fit.
El embajador Burgos destaca el rol actual y futuro del segmento agropecuario de Colombia en Panamá. Comenta el número significativo de colombianos ubicados en Chiriquí, donde hacen aportes a las actividades del campo.
En armonía con los retos de bienestar de la población panameña, las empresas colombianas presentan su capacidad en producción y procesamiento de alimentos. Burgos comenta, por ejemplo, la amplia experiencia agropecuaria de su país. Y Rodríguez añade que una manera efectiva de disminuir los precios de la canasta básica ocurre cuando se procura la generación interna de alimentos. “Panamá importa cerca del 80% de la comida que consume la población”, recuerda.
Leños & Carbón inauguró hace tres años su planta de procesos en Chiriquí. La meta de este segmento operativo de esta cadena de restaurantes radica en la innovación de su portafolios de servicios, con alimentos e ingredientes más frescos y la generación de empleo. Esta compañía contrata más de 530 trabajadores.
Otra prueba de esta sintonía la constituye el agroempresario Felipe Sardi. En 2012 volcó todos sus esfuerzos en el desarrollo y la innovación del café, y en este propósito adquirió una finca con un beneficio en Zipacón, municipio separado de Bogotá por una distancia en carro de una hora y 10 minutos.
“Junto con mi esposa empezamos a trabajar con 100 familias cafetaleras pequeñas alrededor de Zipacón, a las cuales les compramos el café en cereza para agregarle un valor intangible y mejorar sus calidades. Quisimos repetir nuestro modelo de negocio en otros lugares”, recuerda Sardi. Después de asistir a ferias especializadas en café efectuadas en Estados Unidos, Asia y Australia, se dieron por enterados de Boquete y de las tierras altas chiricanas. Y allá soltaron anclas.
“Quisimos sumarnos a los esfuerzos realizados por familias cafeteras panameñas como los Lamastus y los Peterson, en las categorías especiales. Traemos nuestros conocimientos adquiridos en Colombia en investigación y desarrollo en materia de beneficio, a una finca situada entre David y Boquete”. Aunque la finca no produce café, sí beneficia a pequeños productores de Volcán, Boquete y Hornitos. “Procesamos microlotes y los exportamos a diferentes mercados”.
Y al ritmo de un café cerrero, entre sorbos sin apuro pero bien degustados, es como Sardi y otros empresarios colombianos hacen buenas migas en Panamá. El embajador Burgos lo plantea así: “Nuestros lazos son de hermandad, no apenas de amistad”. Dos países hermanos con el mismo objetivo empresarial.
Cumbre de cancilleres en Bogotá
Luego de la posesión del presidente Laurentino Cortizo, Colombia y Panamá sostuvieron una cumbre presidencial en la que estuvieron presentes, entre otros altos funcionarios de cada país, los cancilleres Alejandro Ferrer y Carlos Holmes Trujillo, y el ministro de asuntos del Canal, Aristides Royo. En esa cita bilateral, que debía tardar 20 minutos y se alargó por casi una hora, se anunció la visita del presidente Cortizo a Colombia, la cual se cumplirá a mediados de noviembre.
Mañana, miércoles 14 de agosto, se reunirán en Bogotá los cancilleres de Colombia y Panamá. “Esta reunión tiene una agenda concreta para tratar asuntos arancelarios, de información tributaria y de defensa. Por otro lado, se abordarán el tema del turismo y la creación del Ministerio de Turismo de Panamá, sobre el cual el presidente Duque le ofreció todo su apoyo al presidente Laurentino Cortizo”, detalla el embajador de Colombia en Panamá, Eduardo Antonio Burgos Martínez.