Hace cinco años envié un email en frío por primera vez. Email en frío es la versión moderna de ventas en frío, de aquellas épocas cuando la gente llamaba para vender por teléfono a prospectos desconocidos.
Después de investigar por horas en internet, encontré el email de uno de mis poetas favoritos, Jeffrey McDaniel, y le escribí. Me declaré una admiradora de su trabajo y le pedí que me dejara saber cuándo organizaría un taller de poesía, para yo poder asistir. Meses más tarde, me sorprendió con una breve respuesta: las fechas de un taller al que me invitaba a participar.
Con esa respuesta tardía pero exitosa, superé la vergüenza y descubrí la maravilla de los emails en frío.
Desde entonces, cada vez que el trabajo de alguien me mueve o me inspira, le escribo. Desde entonces, cada vez que quisiera compartir mi trabajo con alguien importante, aunque fuera de mi alcance, le escribo.
Esta filosofía me llevó a conseguir una sesión de consultoría gratis con el experto de branding Sasha Strauss; un puesto en el proyecto de mi ídolo de emprendimiento y mercadeo, Seth Godin; un espacio como oradora en una conferencia TEDx en Nicaragua.
Aclaro: cuando digo “conseguir” me refiero a “pedir”.
Los correos electrónicos nos facilitan pedir cosas: reuniones, oportunidades, consejos. A veces no se consiguen, pero a veces sí. Y son esas veces que sí las que nos enseñan que la suerte es la que se crea uno mismo.
Dice mi abuelo que si todo en los negocios es suerte, más suerte tiene el que trabaja de 7 a 7. Comúnmente tenemos una visión cósmica e incontrolable de la suerte.
Sin embargo, la suerte empieza a estar en nuestras manos en la medida en la que busquemos activamente cómo exponernos a las oportunidades que deseamos.
Cuando estamos iniciando en el mundo del emprendimiento, una manera de potenciar nuestra suerte es enviar emails en frío. Puede ser un correo a un potencial cliente, a un potencial inversionista, o a un medio de comunicación que pudiera estar interesado en publicar nuestra historia. Hay que intercambiar nuestra mentalidad de “esperar a que nos descubran por nuestro talento” por la determinación de mostrarles a las personas clave que aquí estamos, esto es lo que hacemos, y por esto es que les debería interesar.
Así como con los árboles filosóficos, si un emprendedor abre un negocio en la mitad del bosque y no hay nadie ahí para escucharlo, no suena. Como emprendedores, nos toca salir a buscar los ojos y los oídos que les presten atención a nuestros negocios.
Les comparto una plantilla de email como una herramienta práctica de comunicación que pueden utilizar inmediatamente. Este es un formato de mensaje que en cinco oraciones comunica: quiénes somos, qué hacemos, por qué contactamos a la persona, elementos diferenciadores de nuestra compañía y un llamado de acción.
Estimada [señora inversionista]: Mi nombre es [Stefany Cohen] y soy la emprendedora detrás de [Paneles Solares PTY] (1). Le escribo porque admiro su trayectoria de trabajo y conozco que invierte en compañías de [energía solar]
(2). Quisiera pedirle una reunión de 15 minutos para mostrarle [cómo hemos logrado construir un producto 3 veces más rápido que la competencia] (3). Creo que el trabajo que hacemos está alineado con su visión de inversión y me encantaría explorar la posibilidad de trabajar juntas.
(4). Si lo que le cuento resuena con usted, déjeme saber día y hora, y ahí estaré
(5). Sincera y respetuosamente, [Stefany Cohen].
En este mundo hipercomunicado, debemos ser breves y específicos con nuestros correos electrónicos para aumentar las posibilidades de que los lean.
La idea es utilizar esta plantilla y adaptarla a su situación. No esperes a que alguien descubra tu talento. Date tú mismo la oportunidad y el permiso de salir a decirle al mundo lo que has creado. Sal a buscar tus oportunidades. Tu suerte está en tus manos.
Reto: Empieza esta semana con el pie derecho. Escríbele a una persona que pudiera contribuir con el desarrollo de tu emprendimiento. Utiliza esta plantilla de cinco oraciones y consigue la oportunidad que buscas. Recuerda que por escrito debemos ser cuidadoso con nuestro tono. Para pedir una oportunidad, no dejes de sonar apasionado y honesto, pero nunca arrogante.