En la lucha por la supervivencia, los más aptos ganan a expensas de sus rivales porque consiguen adaptarse mejor a su entorno. Esta frase de Charles Darwin la hemos escuchado hasta la saciedad, pero cada vez está más vigente y nos pone en contexto una reflexión clave para los procesos gerenciales actuales.
Las empresas y los profesionales se enfrentan a un entorno mucho más complejo y dinámico que en el pasado reciente. Los retos son mayores y hacer los ajustes a las exigencias de cambio del entorno constituye la diferencia entre el éxito y el fracaso. Si Darwin fuera gerente de una gran corporación nos pudiera ofrecer una excelente explicación de cómo la selección natural aplica a las empresas.
Desde el punto de vista biológico y del tratado del Origen de las Especies aquellos miembros de una población con características menos adaptadas (según lo determine su medio ambiente) morirán con mayor probabilidad. Aquellos miembros con características mejor adaptadas sobrevivirán más probablemente.
Este último aspecto es clave y aplica perfectamente para el desempeño empresarial. El año 2000 Roberto Alvarez Roldán, un reconocido consultor de Accenture, publicó un libro titulado “eChange: el lado humano de la economía digital”. El autor planteaba que en la era de la economía digital hay que desarrollar estructuras organizativas ágiles, diseñadas para la adaptabilidad y no para la durabilidad. Me permito complementar este aporte con dos aspectos adicionales que forman parte de la estrategia corporativa además de la adaptabilidad: la viabilidad y la conectividad.
Uno de los mayores desafíos actuales de las organizaciones tiene que ver con su adaptabilidad al cambio. También con la viabilidad, entendida como la capacidad de las organizaciones para insertarse en un contexto y asegurar la continuidad de sus actividades, atendiendo las expectativas de la sociedad e integrando a su modelo de negocios aspectos tales como gestión de intangibles, responsabilidad social y sostenibilidad, que le otorguen la licencia social para operar.
El tercer aspecto es la conectividad y se traduce en la capacidad que desarrolla la empresa para vincularse a sus stakeholders, las conversaciones y temas claves de la sociedad, para generar confianza en su rol como creadora de riqueza y admiración por su desempeño responsable. Estos tres factores: adaptabilidad, viabilidad y conectividad permiten a las organizaciones transitar en entornos en constante cambio, turbulentos en algunos casos e impredecibles en otros. Las organizaciones necesitan gente que atienda estas nuevas realidades, que explore el nuevo universo de relaciones y los modos de actuación que tienen que desarrollar las empresas para progresar, en el marco de las nuevas realidades.
Darwin dejó marcada la ruta. No sobreviven las empresas más fuertes ni débiles, ni las más grandes o ricas, sino las que mejor se adaptan al cambio, con criterios de sostenibilidad y vinculadas con su entorno.
El autor es consultor en comunicación estratégica
