En los dos últimos decenios, Brasil fue el rey indiscutido de los mercados bursátiles latinoamericanos. En un momento, hace unos años, su mercado había crecido tanto que era casi cuatro veces más grande que el de México, su rival más cercano. De hecho, se habría podido sumar el valor del mercado bursátil de todos los países y no habría alcanzado los $1.7 millón de millones de Brasil.
Ahora, sin embargo, en tanto la recesión y la crisis política del país se ahondan y su moneda se desploma, el dominio de Brasil en el puesto máximo, de golpe, se debilita.
La brecha por encima de México, que en un momento alcanzó $1.1 millón de millones, bajó hasta apenas $133 mil millones.
Y si bien los gurús bursátiles no predicen necesariamente que esta magra ventaja desaparecerá totalmente, un análisis de la regresión del nivel actual de las caídas indica que podría ocurrir en los próximos 13 meses.
No es que el mercado de México y su economía estén funcionando perfectamente. No es así. Igual que Brasil, en gran medida, el país se vio afectado por el derrumbe de los precios de las materias primas (en México, es el petróleo; en Brasil, es todo, desde la soja hasta el mineral de hierro).
Pero el mercado de valores de México está menos atado a los productos básicos que el de Brasil, y además, la desaceleración económica no ha sido ni cerca tan pronunciada.
El producto interno bruto de Brasil se contrajo 2.6% en el segundo trimestre, parte de una caída que, según predicen los economistas, marcará la recesión más abrupta en 25 años. El real se desplomó 29% este año, teniendo el peor desempeño contra el dólar entre las grandes monedas.