Ya superamos la barrera de los primeros seis meses del año y no vemos la luz al final del túnel. Mientras otros países como Costa Rica, México y República Dominicana luchan también contra el coronavirus (Covid-19), mantienen abierta la puerta abierta al turismo, aplicando los protocolos aprobados por la Organización Mundial de Salud, pero sin estrangular a esta industria sin chimenea.
Ya lo he mencionado en artículos recientes; tenemos que aprender a vivir con el virus mientras no se encuentre una salida definitiva a la pandemia que le cambió la vida a todo el mundo.
Es hora de tomar acciones pero con una base científica, porque todavía no entendemos la necesidad de mantener un toque de queda a partir de las 12:00 a.m.
Será que en horas de la madrugada se incrementa el riesgo de contagio. La respuesta es no. Pero mantener esta medida por tanto tiempo está afectando al país.
Los turistas no viajan a un lugar donde deben estar encerrados porque una autoridad así lo determina. Los números no mienten. Cuando el toque de queda se adelantó a las 10 de la noche, los restaurantes y hoteles resintieron la medida inmediatamente.
Después de permanecer más de 8 meses encerrados, las personas quieren salir, pero muchos no lo hacen por temor a quedar atrapados en un retén. El fin de semana pasado las redes sociales fueron eco del malestar de cientos de conductores que quedaron atrapados en el retén o puesto de control -como dicen las autoridades- en la comunidad de Capira.
Todas estas medidas y el maltrato que reciben los visitantes que ingresan por el Aeropuerto Internacional de Tocumen le costarán caro al turismo panameño.
En este mundo digitalizado lo que más resuenan son las malas reseñas. Y lo peor es que las personas no se toman el tiempo para confirmar si una información que aparece en las redes sociales es cierta, si tiene un contexto o si responde a una coyuntura. Las malas reseñas las dan por válida, así que debemos cuidar y mejorar el trato hacia los visitantes.
Mantener una cuarentena de tres días para los viajeros que vienen de los países del sur, que es mercado más importante para el turismo panameño, no tiene sentido. Hay que apoyarse en la tecnología para establecer una verdadera trazabilidad de los viajeros. Las quejas sobre la atención que reciben en los hoteles donde deben cumplir dicha cuarentena son de terror. De seguro ese visitante no recomendará a sus conocidos viajar a Panamá.
Mientras el flujo de visitantes sea bajo, las empresas que están cerradas o trabajando a media máquina no podrán iniciar el proceso de recuperación. No hay forma de asumir los gastos de planilla que teníamos antes de 2020 con la situación actual. Es imperante aliviar las restricciones sobre el segmento de congresos y convenciones. Este sector puede mover de forma controlada a cientos de personas, que es lo que necesita el turismo panameño.
Los protocolos para evitar los contagios están aprobados desde hace meses y son los mismos que se aplican en otros países. No podemos seguir amarrados, necesitamos trabajar para evitar que este sector siga cayendo. Caerse es fácil, levantarse tomará tiempo y al ritmo que vamos será un proceso de recuperación muy lenta.
Lo ideal sería que el Presidente se reúna con el sector privado y escuche nuestras recomendaciones para impulsar una verdadera recuperación de la economía. La patria es de todos y contamos con razones de peso para vivir con el virus pero con la economía abierta.
El autor es operador de turismo receptivo.