Por mucho tiempo, antes de una presentación en público, entraba en pánico. En realidad, desde el día antes de cada presentación, mi mente estaba inundada de pensamientos tormentosos que me dicen cosas como: “Te va a ir mal. No estás lo suficientemente preparada”.
Estos comentarios obsesivos se sienten tan reales que de hecho empezaba a cuestionar mi trabajo y a cuestionarme a mí misma. Le quitaba mérito a cualquier preparación que le haya dedicado. Le quitaba mérito a cualquier logro anterior que haya conseguido.
Antes no sabía por qué me sentía así, pero con un poco de investigación ahora sé que estuve sufriendo del síndrome del impostor. Se trata de un tipo de ansiedad, común en los emprendedores, que nos hace sentir como fraudes en momentos claves de nuestra carrera. El síndrome del impostor se expresa frecuentemente en situaciones como: justo antes de entregar un trabajo importante, justo antes de recibir un premio, o justo antes de entregar una propuesta nueva.El síndrome del impostor nos hace preguntarnos: ¿Quién soy yo para recibir este reconocimiento o aprovechar esta oportunidad? El síndrome del impostor nos hace sentir como si lo que estamos a punto de hacer o recibir está fuera de nuestra liga, y que el trabajo que hemos hecho no es lo suficiente para merecerlo.Más allá que latigarnos con comentarios de desconfianza propia, el peligro del síndrome del impostor es que muchas veces asusta tanto a los emprendedores que nos deja paralizados en la mitad de nuestro camino.
Entonces, hay que aprender a identificar este síndrome para poder derrotarlo, y no dejar que sea un obstáculo en el cumplimiento de nuestros planes y metas.
Para vencer el síndrome del impostor hay que desarrollar una defensa para estos ataques inoportunos.
Debemos combatir la irracionalidad con racionalidad. La próxima vez que el síndrome de impostor te diga que “no has logrado nada con tu vida”, tómate unos minutos para hacer una lista de las cosas que sí has logrado.
La lista puede incluir: comentarios positivos que hayas recibido, eventos que hayas organizado, negocios que hayas cerrado, trabajos que hayas publicado, números de ventas o métricas que hayas alcanzado.
El síndrome del impostor es como una enfermedad auto‐inmune. Aunque intentara protegernos, en realidad nos hace daño. No dejes que tu miedo le robe al mundo de tu trabajo.
El síndrome del impostor te puede decir que no eres un experto. Es tu deber pensar: No, todavía.
La autora es promotora de emprendimiento.