Una multitud se reunió el sábado en la gran feria automovilística de Pekín, único evento internacional del sector este año, en el momento en que los fabricantes de autos buscan atraer clientes a pesar de la crisis del coronavirus.
Pospuesto por cinco meses debido a la pandemia, el evento, que durará 10 días, logró abrir sus puertas gracias a que China pudo controlar, en gran medida, la propagación del virus.
Sin embargo, la mayoría de los fabricantes extranjeros tuvieron que revelar virtualmente sus nuevos modelos debido a las restricciones de los viajes internacionales. Esto no impidió que el gran público, con mascarillas, disfrutara de las presentaciones de nuevos coches.