Un viejo sueño centroamericano

Un viejo sueño centroamericano


El próximo mes de octubre, funcionarios y equipos técnicos de Centroamérica se reunirán en Panamá, que ostenta la presidencia pro témpore del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), para avanzar hacia la añorada unión aduanera (UA). En tiempos de proteccionismo comercial, los expertos opinan que un mercado intrarregional articulado y eficiente es un buen refugio.

Esta “unión aduanera” es una de las cinco fases que componen la integración económica centroamericana, anhelo macro que se pretende desde 1960. En aquel entonces, el Tratado General de Integración Económica estableció un plazo de cinco años para lograrlo.

El 13 de diciembre se cumplirán 57 años desde este ambicioso anuncio.

3.9% crecería Centroamérica este año, superando a América Latina y el Caribe (1.1%), a las economías avanzadas (2.0%) y al PIB global (3.5%), según el Fondo Monetario Internacional.



Durante varios años, sobre todo desde 1991, cuando se firmó el Protocolo de Tegucigalpa que actualizó los parámetros del Tratado de 1960, los países han concentrado las negociaciones en concretar la primera fase de la integración macro: consolidar una zona de libre comercio. Todos los productos originarios, a excepción de siete sensitivos -como azúcar o café-, gozan de libre circulación por Centroamérica.

2024, EL AÑO DE LA UNIÓN

Desde uno de los salones de las oficinas de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (Sieca), William García, director de integración económica y facilitación del comercio de la institución, advierte que la unión aduanera de la región “es un carrito que ya camina, pero hay que meterle algunas cosas más”.

En 2014, en Belice, el Consejo de Ministros (Comieco) de la región acordó una hoja de ruta para que dicha unificación se lograse entre 2015 y 2024.

Este convenio macro para la UA se concentra en tres etapas: facilitación del comercio, modernización y convergencia normativa, y desarrollo institucional.

Una plena aplicación del acuerdo de facilitación del comercio, que promueve la Organización Mundial del Comercio (OMC), reduciría los costos del comercio en un 14.3%, y acortaría en más de un día y medio el tiempo necesario para importar mercancías y en casi dos días el plazo necesario para exportar, lo que representa una reducción del 47% y del 91%, respectivamente, respecto del promedio actual.

El mercado centroamericano es el segundo de mayor relevancia para los socios de la región, por detrás de Estados Unidos.



García explica que cada país cuenta con un sistema aduanero diferente y que ello dificulta su homologación. Uno de los avances que se verán en el corto plazo es que Centroamérica contará con un solo formulario para todos los trámites. Se trata de la Declaración Única Centroamericana (DUCA).

Otras medidas en las que se trabaja actualmente son: la transmisión anticipada de documentos para el transporte de carga; realización única de controles migratorios de salida; y establecer un sistema electrónico de emisión y envío de certificaciones.

Dos países que marcan el ritmo de la UA de la región son Guatemala y Honduras, que desde el pasado 26 de junio tienen en funcionamiento los puestos fronterizos de control integrado.

De esta manera, lograron que un camión de carga que demoraba hasta 52 horas en cruzar 3 puestos de control complete el trayecto en unos 30 minutos.

Al sur de Centroamérica, Panamá y Costa Rica avanzan a paso lento hacia este objetivo. En junio de 2018 se iniciará la construcción del nuevo puesto fronterizo de Paso Canoas, que funcionará como aduana yuxtapuesta con autoridades costarricenses.

Cuando se complete la UA, la integración económica centroamericana avanzará los tres pasos restantes para cumplir su viejo sueño: mecanismo de recaudación de tributos; política comercial externa común; y territorio aduanero único.

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