Hoy por hoy



El Índice de Calidad Institucional 2021 de la Red Liberal de América Latina que elabora Martín Krause, profesor de Economía de la Universidad de Buenos Aires, revela que Panamá parece ser competitivo en el ámbito de las instituciones de mercado, impulsado por el uso del dólar, apertura económica, el centro bancario, etc. Tomando en cuenta solo estos factores, Panamá ocupa el quinto lugar del continente, detrás de Estados Unidos, Canadá, Chile y Perú. Pero en el plano político, su posición regional cae a la posición 19. Este pobre resultado es producto de la debilidad de nuestras instituciones de justicia, la galopante percepción de corrupción y la falta de compromiso de nuestros gobernantes de rendir cuentas. Ello coloca el país en posiciones de vergüenza. En el índice global, Panamá perdió un escalón y, seguramente, seguirá empeorando, pues está claro que no hay voluntad para mejorar su maltrecha imagen; corregir rumbos, combatir la corrupción y dar cuentas de su gestión. Si el país prescindiera de estos lastres, seguramente estaríamos dando pasos firmes para convertirnos en un país desarrollado, pero estamos lejos de ello y, como van las cosas, seguiremos alejándonos cada vez más.