Hoy por hoy



Finalmente, Panama Ports Company (PPC) obtuvo la renovación del contrato de operación de los puertos Balboa y Cristóbal. Sus actuales términos parecen haber satisfecho las expectativas de la empresa, pero poco se sabe de los beneficios que recibirá el Estado, salvo que PPC se comprometió a pagar un mínimo de $7 millones en dividendos, que representan unos $175 millones en 25 años, suma que no impresiona en lo más mínimo, teniendo en cuenta el pobre historial de cumplimiento de esta empresa, pese a que la Contraloría asegure que cumplió todas sus obligaciones. Lo cierto es que PPC pagó su primer millón a Panamá hace escasos 6 años, es decir, que dejó de pagarle al Estado durante 18 años. En cuanto a sus inversiones, PPC no las hizo solo para cumplir el contrato. Estas responden a razones estrictamente comerciales, pues jamás habría construido facilidades para tenerlas ociosas, sin uso. Está claro que sus negocios crecieron en nuestros puertos, pero Panamá ha sufrido el menoscabo de sus intereses por la inescrupulosa conducta de esta empresa, que ha tratado con sumo desprecio a su socio. El Gobierno nos debe, más que un comunicado, explicaciones amplias sobre la renovación de este contrato.