En las entrañas de las tierras chiricanas surgió el romance. La riqueza del terroir o terruño integrado por la excelente geografía y geología de la zona, aunado al microclima y la menuda lluvia que denominan bajareque, enamoró a las plantas de café de la variedad Geisha, que han hecho de esa región de Panamá su hogar predilecto.
El fruto de ese amor hoy da como resultado un grano de altísima calidad, con únicos aromas y sabores frutales, que se cotiza y pelean por tener los amantes del café de Asia, Medio Oriente y Europa al punto de ser el más costoso del mundo.
Su récord más reciente en la subasta internacional de Best of Panamá el 21 de septiembre fue de $2,568 por libra de geisha natural. El comprador Saza Coffee de Japón se llevó 100 libras únicas y exclusivas de este mágico grano cosechado en la finca Nuguo de la familia Gallardo, ubicada en las montañas de Jurutungo, en el distrito de Renacimiento, en Chiriquí.
“Fuimos bendecidos por Dios porque existe un romance perfecto entre el clima, los suelos de Panamá y el Geisha como variedad de café. Ese romance nos da esa cereza de café perfecta. Los productores hemos aprendido poco a poco a apreciar esa calidad y a tratarlo para llevarlo hasta la taza”, describe el caficultor José Gallardo, que este año obtuvo el precio récord.
Cuenta que no siempre fue exitoso en la producción de la reina de los cafés especiales. Se trata de un trabajo de varias décadas aprendiendo de otros productores que ya cultivaban cafés especiales. “Desde 2007 sembramos café geisha en Jurutungo con la esperanza de que algún día iba a brindar un fruto adecuado. Es difícil cultivar en esa zona, hubo muchos años de baja y hasta nula producción”, relata el caficultor que cuenta con 5 hectáreas de plantaciones de geisha.
Gallardo confiesa que ser caficultor no es una labor fácil y tampoco es un trabajo en el que de la noche a la mañana se obtiene rentabilidad económica. “Esta finca estaba en números rojos, ya casi salimos de esto con esta venta, pero han sido 14 años de inversión y no estábamos teniendo las ventas adecuadas y otras fincas de la familia daban el soporte financiero. En la caficultura hay muchos años bajos y malos y eso lleva a la quiebra a los caficultores”, reflexiona.
Para Gallardo es fundamental ser prudente en la administración de los recursos. Lo obtenido de la subasta será para pagar gastos de mantenimiento, y seguir invirtiendo en mejorar la producción incluyendo el costo de la mano de obra fija y temporal que se requiere en cada cosecha y estar en constante renovación de las plantaciones.
En su trayectoria como productor, fue incluso rechazado por algunos compradores. “Muchos compradores me rechazaron pero uno marcó la diferencia, porque me dio una lección, escribió con detalles los problemas que percibía en mi producción de café y me incentivó a mejorar el proceso. En lugar de desanimarme me dijo: este año no te compro este café, pero tienes las puertas abiertas siempre y cuando mejores”.
Y así lo hizo. Pero no solo. Gallardo menciona que el éxito también se lo debe a la comunidad de caficultores que pese a ser competencia en catas y subastas, trabajan unidos con un solo fin, levantar la bandera del café panameño como el mejor del mundo. Una sinergia que los lleva a ser los embajadores de la caficultura nacional agrupados en la Asociación de cafés Especiales de Panamá (Scap).
Un grano como el vino
La subasta de este año trajo consigo más sorpresas. Bambito Estate Coffee logró colocar 100 libras de geisha lavado a un precio de $1,502 la libra, adquirido por Shanghai Carmo Trading CO., LTD de China. Iván González, caficultor de Bambito Estate Coffee, indica que este es un logro que reciben con mucha humildad y elogia el trabajo colaborativo que existe entre todos los productores para que los cafés especiales estén en la posición que han logrado en el mundo. “Si a un café de Panamá le va bien a todos los productores les va bien. Y este récord logrado de la familia Gallardo y el nuestro en el café geisha lavado, es bueno para todo el país, Panamá gana renombre”, resalta González, no sin antes aclarar que quien lleva la batuta en la finca es su mamá Priscilla Amar Sittón, que gestiona con pasión y precisión toda la labor del campo.
Iván analiza el futuro de la caficultura y sostiene que el camino que tiene la industria de los cafés especiales panameños es el mismo que ha trazado la industria vinícola. “Hay personas que pagan entre 300 y 500 dólares o más por una botella de vino porque valoran el proceso, la calidad de la uva, la historia de la finca; y el café geisha y otros cafés especiales van en esa dirección, es una cadena de producción que lleva mucho cuidado y dedicación”.
Nuevas variedades
José Garrido, productor de café de la Finca Mama Cata Estate, es otro de los protagonistas de esta subasta. En la puja su café un Mokkita Natural, se vendió al precio de $400 la libra en la categoría varietal natural. La variedad de café Moka que estaba cultivado en la finca de la familia, aparece en el escenario panameño hace más de 15 años y ahora promete revolucionar también a la industria. Garrido cuenta que en 2008 el catador japonés Mamoru Taguchi, analizó el grano y comprobó la alta calidad y que se trataba de una variedad única tipo yemení aunque es genéticamente más antigua a esas plantaciones de Yemen.
“Este café es como una bomba o un cóctel de sabores de frutas tropicales”. Está en la lista de los cafés especiales que compite a nivel internacional y su fama y prestigio comienza a extenderse.
El reto de mantenerse
¿Y ahora qué sigue?, es la pregunta que se hace a la Asociación de Cafés Especiales de Panamá (Scap). Haber roto el propio récord de la casa en la subasta de este año, significa que se llegó a la cúspide de la fama mundial, pero no es suficiente. Daniel Peterson, presidente de Scap, indica que el trabajo es arduo y deben cuidar la posición ganada por el café panameño como el mejor del mundo en la categoría de especiales. Un mercado exclusivo para quienes valoran la calidad y pagan por ella.
“Sentimos que tenemos que seguir subiendo la barra de la calidad y cada año nos exigimos más”, menciona Peterson. Reafirma que este año el café de Gallardo es el mejor, y tuvo un manejo formidable del proceso y el comprador se lleva una verdadera joya. “Solo existen en el mundo esas 100 libras de mayor calidad, que pasaron todas las pruebas del Best of Panamá, hasta llegar a la subasta”.
Insiste en que el desafío de la industria es mantenerse en ese primer lugar. “La variedad geisha ya se produce en muchos países pero no tiene los puntajes y la calidad que se obtiene en Panamá. El café de nuestro pequeño territorio es el mejor del mundo”. El logro de este año abraza a toda la industria de cafés especiales y los incentiva a ser los mejores.