Lecciones de la pandemia y la fase de recuperación

Lecciones de la pandemia y la fase de recuperación


No se trata del retorno progresivo a la “normalidad”, sino de la activación de Panamá en un período económico excepcional sin casi margen para los errores.

Aunque persisten algunas restricciones –las personas salen de sus casas según los días establecidos por género y terminal del número de cédula o pasaporte, como era originalmente–, hay una urgencia inusual de compensar el tiempo perdido y en medio de un virus cuya vacuna aún es una incógnita.

Andrés Cadena y Julio Giraut, socios de la consultora McKinsey en Colombia y Panamá, respectivamente, valoran la recuperación económica de la región y de nuestro país y las fases para la recuperación:

1. Cambios en las proyecciones económicas: Los números de Panamá no cambian mucho en comparación con la región y el mundo, comenta Julio Giraut. “Claramente, habrá un decrecimiento económico. La gran pregunta es qué tan rápida será la recuperación”, plantea el especialista. La firma analizó los escenarios sobre una matriz con dos ejes: ¿Qué tan efectiva es la respuesta de los sistemas de salud?; y ¿qué tan efectivas son las medidas económicas tomadas por los países?

“Dos de los nueve escenarios pueden ser los de mayor probabilidad”. Uno de ellos tiene que ver con que las medidas económicas sean “medianamente efectivas” y que “haya una contención del virus y no vuelva a propagarse en un futuro”.

El otro contexto apunta a una contención inicial y se vuelve a las actividades, pero que después surjan nuevas propagaciones y otra vez se tome la medida de confinamiento estricta. “En estos dos escenarios, el éxito que se tenga en la contención del virus es muy relevante”.

Según Giraut, si se mantiene el primer escenario hasta la salida de una vacuna, “podrían verse recuperaciones a inicios o mediados de 2021”. En el segundo estadio, se verán índices de mejoría en mínimo un año o incluso a finales de 2022.

2. El dinamismo para garantizar la supervivencia: Andrés Cadena pondera la necesidad de tres medidas sobre la base de una falta de vacuna, por lo que es muy posible el contagio de muchas personas y que crezca y se fortalezca su sistema inmunológico. “Sin embargo, lo que no [puede ocurrir] es que le dé [la enfermedad] a todo el mundo al mismo tiempo; luego hay que disminuir la propagación. De lo contrario, colapsará el sistema de salud”.

Para ello, Cadena plantea tres medidas: prueba y rastreo; protocolos sanitarios; y aislamiento social inteligente. La prueba y rastreo busca romper las cadenas de contagio mediante el aislamiento de las personas contagiadas. “Implica detectar quién tiene el virus y sacarlo rápidamente del sistema”.

El aislamiento social inteligente se supedita a la detección y al comportamiento más apropiado de sectores, regiones e individuos.

La medida máxima es “una cuarentena total por el tiempo suficiente para que desaparezca el virus”, determina Cadena. El problema de esto es qué tanto tiempo puede sostenerse esa decisión extrema respecto del impacto en la economía. “Con un aislamiento obligatorio, lo primero que se tiene es un efecto sobre la demanda, lo cual hace que no se cuente con ingresos por un periodo que puede ser suficientemente largo, pues afectará también la oferta”.

3. El riesgo de las cuarentenas completas y prolongadas. Si hay aislamiento completo, se apaga la economía.

Cadena advierte de la paralización de las relaciones contractuales establecidas por el empleador y el trabajador; el banco y el acreedor; o los participantes de la cadena logística. Si se presentaren esos shocks, se produciría un “desempleo muy alto” y se reduciría “la capacidad de recuperación de la tensión empresarial” y, por ende, del “tejido social”, y se “entraría en grandes depresiones”.

4. Sectores en pie durante la cuarentena. Nadie hizo el confinamiento 100% de un país. Así sea de manera parcial, se mantuvieron en funcionamiento 5 o 6 sectores, que enumera Cadena: seguridad; sistemas de abastecimientos rápidos, principalmente de alimentos y bebidas; en buena medida el sistema financiero; prestación de servicios públicos domiciliarios; y transporte.

La operación de estos sectores mantiene una parte importante del empleo y de la economía. [Aunque] la tasa de desocupación de algunos países llega al 20%”. Por ello, es clave analizar bien el retorno de otros sectores para proyectar “la vuelta de la economía a su plena capacidad”.

Sostiene que unos estándares de contagio muy altos entorpecerían la salida a la calle de los trabajadores vinculados con los sectores suspendidos hasta ahora. “Los procesos de salida están condicionados a la tenencia de los protocolos”.

5. Transformación digital. Julio Giraut recuerda que antes de la pandemia la digitalización de un país respondía a una aspiración de competitividad y de diferenciación de sus industrias. “Ahora, es mucho más relevante en caso de rebrotes, tanto para el Gobierno como para el sector privado”.

La transformación tecnológica les permitirá a estos sectores “estar mejor preparados” en caso de un aumento futuro de los contagios. “Pero, además, es posible que se mantenga un buen número de cambios comportamentales a los que se están viendo obligados los países”. El mejor ejemplo son las diligencias bancarias, que ahora son realizadas por capas poblacionales que hace unos meses preferían el trámite en persona.

Agrega que en el ámbito público, muchas estrategias para evitar nuevas propagaciones tienen en cuenta las tecnologías de punta.

6. Panamá. Es fundamental la planificación. Hacerla muy bien, propone Cadena para “ir descifrando rápidamente” qué está sucediendo y qué puede ocurrir. “Por lo menos hay tres etapas. La primera de ellas implica tomar decisiones drásticas y una capacidad de reacción que debe fortalecerse”.

Panamá debe seguir robusteciendo su plataforma de respuestas de su sistema de salud.

La segunda etapa consiste en medir el impacto en las vidas de las personas y en su bienestar. De esta manera, “un gobierno” podrá cuantificar el “apoyo que debe darles a los individuos y a las empresas e incluso a los bancos” para mantener la economía operando a un nivel mínimo, “sin romper el contrato social empresarial”.

La última se refiere a un segundo esfuerzo más allá de la población, las empresas, los bancos y la sociedad en general. Consiste en una visión de recuperación económica. “Posiblemente, tendrá que ver con el endeudamiento adicional que deberá asumir la nación para darle mayor liquidez y solvencia a dichos segmentos sociales”.

En todos los escenarios, la agenda social y la recuperación económica deben ir de la mano con las medidas sanitarias.

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