Es seguro: cientos de personas se maldicen hoy porque Bárbara Wilson se murió sin que la hayan visto cantar. Se deben querer morir por haberse perdido una oportunidad tan increíble que la ciudad ofrecía casi semanalmente. Hay que decirlo: hacen bien en sufrir. Jamás sabrán lo que se perdieron. Aunque les cuenten.
Un año atrás
El 23 abril de 2004, Barbará Wilson volvía a subir a un escenario después de un tiempo largo sin cantar por problemas de salud.
Aunque su show no había recibido ningún tipo de publicidad, la noticia corrió de boca en boca. La gran diva del jazz estaba vivita y coleando y volvía al ruedo. Fue en el Take Five de San Felipe.
Wilson subió al escenario con bastón y agarrándose de los brazos del público, que se multiplicaban a su paso para sostenerla. Sabían bien lo que hacían. Un pedazo grande de la historia musical de Panamá estaba por deslumbrarlos. Porque Bárbara Wilson pertenecía a esa estirpe de cantantes negras, de jazz o de salsa, divas de la contracultura, perlas del barrio, portadoras de un saber en vías de extinción.
"He visto a gente que se puso a llorar mientras yo cantaba. Eso es muy fuerte. ¿Qué le pasará a esa persona con esto que yo hago? Siempre me lo pregunto: es el misterio del arte", explicaba ella esa misma noche, luego del show, mientras la gente le daba besos al despedirse, como si saludara a su abuela, a alguien de la familia.
"Fue nuestra Billie Holiday, a ese nivel estaba Bárbara", ya la extraña Danilo Pérez. "Uno de mis recuerdos más lindos es haberla acompañado cuando era un chiquillo, en el Club Unión. Ella cantaba con el alma, se desconectaba del mundo y lo entregaba todo", recuerda el músico. "Es lamentable que nunca haya tenido un espacio en la docencia, que se haya ido sin haber dejado otras barbaritas".
Sin embargo, Pérez se lamenta por el gran sueño que Bárbara Wilson jamás pudo cumplir: a pesar de haber sido durante años la gran cantante panameña, no tuvo la oportunidad de grabar su propio disco. "Eso es algo que me duele personalmente. Muchas veces hablamos de hacer algo juntos, pero los viajes, las ocupaciones... Tardé mucho y el reloj no espera. Me pone muy triste pensar en eso, aunque la recuerdo riendo y el dolor se esfuma. Personas como ella deberían tener un lugar de muchísima más importancia en nuestra sociedad", finaliza el pianista panameño.
La cantante
La señora Wilson se entregó a la música de niña, casi sin darse cuenta, mientras escuchaba la radio. "Era como una caja de zapatos con tres perillas, pero se podían escuchar cosas maravillosas. Sintonizábamos las emisoras cubanas y ahí aprendí todo lo que sé, cantando esos boleros hermosos. Pero eso fue hasta que empecé con el jazz. No cambié más", relató a Weekend en ocasión de su último retorno.
En esos días su salud ya mostraba debilidad. Pero Bárbara reía como loca, a pesar de que sentía a la muerte acechando. Era un poco triste ver cómo la enfermedad confinaba su talento juvenil, interminable, a lo endeble de su cuerpo. "Si no fuera por la música yo ya hubiera muerto. Cantar me sostiene, me alimenta, es mi vida".
"Panamá ha perdido una de sus mejores artistas. Pero en este momento no tengo muchas palabras. Yo fui su amigo en vida y eso me deja contento", explica dolido y con pocas palabras Fidel Morales, el líder del trío que la acompañó en sus últimas presentaciones.
El caso es que a veces la muerte no logra su cometido y aún matando, fracasa. Bien lo sabe Bárbara Wilson.
2 de junio, el último homenaje a Bárbara
"Lo que más tristeza me da es que una artista del nivel de ella haya llegado al final de su vida en una situación económica tan crítica: sus amigos y familiares están juntando dinero para pagar su sepelio", explica Valeria Obando, también cantante.
Lo cierto es que el pasado 11 de mayo, en el Take Five, se organizó un recital con el fin de juntar fondos para pagar los gastos médicos de la cantante.
Para continuar con la ayuda, Danilo Pérez había decidido colaborar llamando a otro show para el 2 de junio. Sin embargo, Bárbara se fue antes.
"La idea era poder ayudarla en vida, pero vamos a hacerlo de todas formas para apoyar a su familia, y recordarla".
La cita es el 2 de junio en el Take Five de San Felipe. Danilo Pérez tocará con su trío. Esta vez se cobrará una entrada de 20 dólares. Lo que se recaude será para pagar los gastos del sepelio de la artista. "Es un homenaje póstumo", dice Danilo Pérez: "Bárbara Wilson lo merece".