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Los panameños y la Caja

Aunque hace tres años los panameños percibían con agrado el trato en los hospitales, hoy lo condenan. Cómo la campaña de comunicación del Gobierno sobre los males de la CSS cambió la percepción pública.

Los panameños y la Caja

Seguro que alguna vez debió someterse a la prueba: un médico que le apoya el estetoscopio en el pecho para escuchar los latidos de su corazón y saber con certeza cuál es su verdadero estado de salud.

Eso es lo que hace La Prensa desde hace años a través de el Pulso de la Nación, la encuesta que registra lo que piensan los panameños.

Ahora que el Gobierno reveló sus reformas a la ley de la Caja de Seguro Social (CSS), es interesante observar cuál ha sido el comportamiento de la opinión pública en relación a la seguridad social de Panamá.

Los días felices

Aunque hoy parezca apenas un cuento falso narrado por algún abuelo, hubo un día en que la CSS era el orgullo de los panameños, la joya de Centro América, el modelo a imitar. Incluso, hubo los que se jubilaron con el mismo salario que cobraban siendo activos.

Si se enfermaban, en los hospitales del Seguro podían encontrar tecnología de punta. Pero, poco a poco, la CSS se convirtió en un botín político al que todos le echaron mano.

"Hace 30 años se hubiese podido encontrar una solución sin sacrificios", dijo ayer Martín Torrijos, hablando de aquella época en la que su padre –Omar Torrijos– manejaba el país como si fuera su casa y muchos de los hombres del PRD, hoy en el gobierno, tomaban las decisiones que hundieron el mismo sistema que hoy se pretenden salvar. A modo de ejemplo, hubo años, en la década del 80, en que la Contraloría no auditó las cuentas de la Caja. O cuando se produjo el sonado desfalco de más de 100 millones de dólares, sin que haya encontrado a un solo culpable hasta hoy.

Lo cierto es que a estas horas todos coinciden en que la situación es de emergencia. De hecho, en el Pulso de la Nación que se publicó este mes en La Prensa, el 72% de los panameños concordaba en que la crisis de la CSS podría afectar su jubilación. Fueron aún más –el 77.0%– los que sentenciaron que el Gobierno ha sido ineficaz al impulsar la reforma.

Sin embargo, en el último quinquenio, las encuestas –todas realizadas por LatiNetwork Dichter & Neira– han reflejado otra percepción.

Ojos bien cerrados

En octubre de 2001 Panamá era otro país. Fíjese: el 51% de los encuestados aseguró que estaba de acuerdo con la política social de Mireya Moscoso. Es más, algunos meses después, en febrero de 2002, el 62% afirmó que el sistema público de salud le parecía bueno. La Caja ya estaba en caída libre y a los pocos meses, en junio, el 38.8% de los encuestados dijo notar que los servicios de salud empeoraban.

En esos días se llevaba a cabo el Diálogo Nacional de la CSS para intentar salvar el programa de Invalidez, Vejez y Muerte que entonces, según la Organización Internacional de Trabajo, presentaba un déficit de 2 mil 500 millones de dólares –hoy supera los 4 mil–. Las opiniones estaban divididas. El 50.2% se sentía optimista sobre el diálogo, aunque el 41% opinaba lo contrario. Algunos meses después, en noviembre, el 53.4% percibía a la Caja como un ente corrupto. Este sondeo se realizó en medio de las disputas entre el entonces director de la Caja, Juan Jované, y Alvin Weeden, al frente de la Contraloría, entidad que entonces era percibida como más corrupta que la Caja. Tras la salida de Jované, la crisis de la CSS se agudizó sin remedio.

Un año después, en noviembre de 2003, Martín Torrijos era el preferido para salvar la Caja. En mayo de 2004 recibió esa responsabilidad. Ni bien asumió, Torrijos comenzó a preparar el terreno para la reforma de la CSS, esforzándose por difundir lo grave de su situación financiera. Así fue como en enero de 2005, el 68% de los panameños aseguraba que los servicios de la CSS eran deficientes o muy deficientes.

En febrero de 2005, con las reformas en proceso, el 58.7% tenía fe en la capacidad de Torrijos de hacer las reformas. Ahora las cartas están echadas. Y el pulso de la Nación, minuto a minuto, se acelera.

Las promesas antes de la polémica reforma

"Cimentar la Caja de Seguro Social para siempre" es el título del programa de gobierno de Martín Torrijos en donde se dejan sentadas las que serían –antes de las elecciones– las políticas que el PRD llevaría adelante en relación a la seguridad social. Habla de volver financieramente viable el Seguro, de que no sean los de menores ingresos los que paguen las reformas y hasta se comprometió a predicar con el ejemplo.

"Parte de ese esfuerzo es poner el Estado al día en sus cotizaciones. La ley empieza por casa". Torrijos cumplió esta promesa, pero en parte. Le pagó a la Caja con bonos no negociables, por lo que la CSS solo recibe los intereses de esos bonos que no puede hacer efectivos.

"Evitar que los panameños y panameñas que aún no han nacido paguen la negligencia e imprevisión de esta generación", señalaba el programa. Algunas medidas parecen ir en dirección contraria. Las generaciones futuras deberán hacer ahora mayores aportes para recibir sus jubilaciones.



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