Marti Ostrander Oller martirene@prensa.com Para Gloria, que su hijo caminara a los ocho meses fue una cuestión de orgullo.
"El no gateó, caminó de una vez", contó a sus amigas en más de una ocasión, feliz de que su hijo fuese "algo superior" a otros niños en este aspecto.
Pero lo que Gloria no sabe es que le pudo hacer un daño al niño estimulándolo a caminar tan temprano. Porque aunque ella no lo aceptara al principio, sí dijo que ella dejaba largos ratos al niño parado, agarrándolo, y hasta le compró una andadera.
Dora Inés Saavedra, fisioterapeuta con 25 años de experiencia, explica que el gateo es una parte esencial en el desarrollo de un niño, y da paso para el resto de las actividades motoras propias de la edad.
"Es la preparación... porque fortalece las caderas y la pelvis, al igual que el equilibrio", explicó.
"El gateo es la indicación que el cerebro ha madurado, y que no tendrá problemas de coordinación manual y aprendizaje", explicó.
Para Saavedra, el lugar del niño desde el mes hasta antes de caminar es el piso, no los brazos ni una andadera.
Pedro Vargas, pediatra neonatólogo, está de acuerdo que el niño debe ir al piso, pero difiere de Saavedra en la importancia del gateo.
Eso sí, Vargas resalta que un niño gatee o camine antes de tiempo no lo hace "más inteligente... de hecho, la inteligencia no se mide por las habilidades motoras, y no hay ningún beneficio de hacer las cosas tempranamente".
Sin embargo, Vargas resalta que "es una falacia que hay que gatear antes de caminar y que si no se hace en ese orden se sufrirá de serias deficiencias (incluso en el área sexual, se le aseguró a una paciente mía hace unos años). No hay tal cosa".
El pediatra continúa: "Claro que los humanos levantamos la cabeza y el tronco antes de reptar, nos empujamos hacia adelante o atrás y nos volteamos, luego nos sentamos y nos echamos hacia adelante para trasladarnos -entonces aparece el gateo-. Luego nos paramos y experimentamos pasitos agarrados antes de hacerlo solos... Después subimos escalones y luego los bajamos y finalmente corremos. Eso es una proyección lógica, pero no indica que si no se cumple vamos a tener problemas motores o psicológicos".
Vargas aclara que otra cosa es que por una alteración neurológica el niño no gatee.
Ojo, si su niño no ha gateado a los 10 meses, o si gatea de forma irregular (con una piernita estirada o recogida, por ejemplo), o si no se sienta o no se levanta del piso, debe llevarlo a su pediatra para descartar que tenga una anomalía neurológica u ortopédica.
A la andadera diga no Las andaderas fueron muy populares; es más, todavía lo son. Sin embargo, Saavedra no las recomienda. "Estas deben usarse solo en niños que se sabe no van a caminar, o tendrán problemas al caminar".
Saavedra recalca que el piso es donde el niño debe estar, ya que no se debe apresurar a que un niño camine antes de tiempo solo porque la mamá así lo quiere y así lo estimula; "eso le hace daño al niño".
"Ellos deben gatear hasta que se sientan cómodos caminando, hasta el año si así quieren", reiteró.
Vargas la secunda. "El uso de las andaderas también se ha querido popularizar con fines enteramente comerciales a partir de notar su utilidad en entrenar la marcha y el desplazamiento en poblaciones de niños minusválidos. Sin embargo, las andaderas son la causa más importante -donde se siguen usando- de serios accidentes y fracturas (cráneo y extremidades) en el primer año de vida", dijo.
El pediatra comentó que en Estados Unidos, la Academia Americana de Pediatría trató de que se eliminara su promoción y uso mediante ley, pero que los elementos de juicio en favor de esa causa abundan.