Albert Einstein pudo ser un genio, un virtuoso del violín y un pacifista, pero en el terreno de la convivencia personal su discurso humanitario no era nada cercano a su accionar. Su capacidad para no desarrollar ataduras emocionales que limitaran el desarrollo de su mente y sus estudios científicos dejaron en el camino corazones rotos, la ausencia de una relación filial con Hans Albert y Eduard, y el abandono total de una hija que ni siquiera quiso conocer.
De él se dice que era tímido, retraído y que tenía problemas de lenguaje por los cuales no habló hasta los tres años. Sin embargo, sus palabras dicen algo más: "muy pocas mujeres son creativas. No enviaría a mi hija a estudiar física. Estoy contento de que mi (segunda) mujer no sepa nada de ciencia". Y en alusión al matrimonio dijo: "tuvo que ser inventado por un cerdo sin imaginación, esclavitud en un envoltorio cultural...".
Este mes el mundo lo recuerda en los 50 años de su muerte.
Einstein fue un hombre preocupado por la humanidad —trabajó en la restauración de las relaciones Franco-Germanas e integró un equipo de científicos para impedir una guerra nuclear—, pero indiferente con los seres humanos concretos, a quienes valoraba únicamente por su capacidad intelectual.
El propio Einstein se definía como un hombre solitario. Pero Bertrand Russell lo describió mejor: los asuntos personales no ocupaban gran cosa en su mente. Fue un hombre "cuya combinación de visión intelectual y miopía emocional dejó detrás de sí una serie de vidas dañadas".
SUS MUJERES
Se menciona que tuvo algunos amores platónicos. Su primera relación fue con Marie Winteler, la hija del matrimonio que acogió a Einstein a los 16 años de edad en Aarau, cuando se preparaba para el ingreso en el Politécnico de Zúrich. Marie era dos años mayor que él y ambos se enamoraron, pero al terminar el Instituto y marchar al Politécnico las cosas cambiaron; al final la abandonó.
No está muy claro cuándo dio por terminada su relación con Marie. Solo dejó de escribirle y se sabe que desde antes tenía una relación con una compañera de estudios, que se convertiría en su primera esposa, la serbia Mileva. La ruptura sumió a Marie en una profunda depresión, de la que tardó bastantes años en salir.
Mileva quedó encinta. Por una cartas cursadas entre ambos se conoce que durante el embarazo parecía entusiasmado con la paternidad. Sin embargo, tras el nacimiento de la niña, Lieserl, en 1902, adoptó una actitud distante y fría. No la volvió a mencionar en sus cartas y jamás fue a verla. Después de un pacto de silencio, ninguno volvería a escribir sobre ella. La hija ilegítima de Einstein desapareció de la historia dos semanas después de su nacimiento y jamás se ha vuelto a saber nada de ella.
A pesar de esto, Mileva y Einstein se casaron en 1903, pero ella nunca volvió a ser la misma. Para 1919 el matrimonio estaba deteriorado. Se habla incluso de que Einstein llegó a pegarle; al final se separó y en pocos meses se casó con su prima Elsa, quien lo había cuidado durante una enfermedad que lo postró en cama. Con ella no tuvo hijos.
Sus hijos, Hans Albert y Eduard, sufrieron la separación. Su relación fue irregular: aunque sí ejerció de padre, la ciencia siempre estuvo por encima de ellos.
CENTURIA DE LA RELATIVIDAD
Hace cien años (en 1905) Einstein publicaba cinco artículos que transformarían el conocimiento científico. Para conmemorarlo, la UNESCO declaró 2005 año de la Física.
En el Reino Unido, para comenzar el año de la física, un deportista extremo, con una BMX, realizó una voltereta de 360 grados mientras, sostenía y doblaba su bicicleta debajo de él. Con esto probó que la física está en todos lados.
Los actos para celebrar son muchos y diversos. En Berlín, Alemania, destaca la exposición Albert Einstein, Ingeniero del Universo, que concluye el 30 de septiembre. En Berna, donde Einstein desarrolló su Teoría de la Relatividad, del 16 de junio al 17 de abril de 2006 se expondrá la muestra Conociendo a Einstein, experimentando la física. En Suiza se acogerá un congreso internacional organizado por la Sociedad Europea de Física; en Madrid, España, habrá varias exposiciones; en Egipto se celebrará un Simposio en el que se prevé la asistencia de varios premios Nobel; y en Estados Unidos y Jerusalén se presentará la exposición El Legado de Einstein, con cerca de 50 mil documentos propiedad de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
(Con información de servicios internacionales)
Una fugaz visita a Panamá
Un capítulo breve de la historia de Einstein se relaciona con Panamá. De acuerdo con Harry Castro, historiador aficionado, el científico vino invitado por su amigo, el presidente Florencio Harmodio Arosemena, a quien conoció cuando cursó estudio de ingeniería en Munich, Alemania.Desafortunadamente, apunta Castro, cuando "tumbaron" a Arosemena destruyeron sus oficinas, y "muchos documentos desaparecieron".Basado en documentos, Mario Lewis cuenta que Einstein arribó a las 6:00 a.m. del 23 de diciembre de 1930, por la Bahía de Colón, en el vapor Belgen Land. Era uno de 175 pasajeros, y estaba con su esposa, su asistente, Walter Mayer de la Universidad de Vienna.Iba en ruta a Pasadena, donde estaba invitado por el California Institute of Tecnnology. El Belgen Land atracó en Balboa.A las 4:30 p.m. empresarios de la Asociación de Comercio de Panamá le dieron la bienvenida, entre estos Jorge Domingo Arias, Joe Fidanque, Tomás Jácome, Enrique Jiménez y Antonio Zubieta.Del muelle fueron a la piscina de Balboa, donde el equipo Red, White and Blue hizo una corta demostración. De allí, al Palacio Presidencial, para un brindis en su honor. Según La Estrella de Panamá de ese mismo día, en la Presidencia Arosemena conversó con Einstein en alemán durante 15 minutos, "que fue el tiempo que el sabio germano permaneció en el palacio".De la visita, dice ElPanamá América: "hombre de pocas palabras, se negó a conceder entrevistas a la prensa, pero con su antiguo discípulo fue muy comunicativo". Luego fueron al Club Unión, donde fue presentado al cuerpo diplomático y a oficiales estadounidenses. Einstein regresó al barco a las 10:00 p.m., para seguir a California.