Mañana lunes, en la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado de la Universidad de Panamá (UP) se desarrollará una Jornada de Toxinología.
El programa contempla temas relativos al alacranismo en Latinoamérica, el ofidismo, venómica y toxinas recombinantes, entre otros.
Entre 50 y 70 personas, entre profesionales, estudiantes, funcionarios del Ministerio de Salud y de la Caja de Seguro Social, investigadores de diversas áreas y personal de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), participarán en esta jornada, que es organizada por la Senacyt y la UP.
Los expositores internacionales invitados son el Dr. Bruno Lomonte, del Instituto Clodomiro Picado, de Costa Rica, y el Dr. Gerardo Corzo, del Instituto de Biotecnología de la UNAM, México.
La profesora Hildaura Acosta de Patiño, del Centro de Investigación e Información de Medicamentos y Tóxicos de la UP, será una de las expositoras nacionales.
De Patiño menciona que en 2016 se reportaron unos mil 627 casos de mordeduras de serpiente y 4 mil 400 picaduras de alacrán en el país, donde la especie más tóxica de estos es Tityus cerro azul.
Panamá tiene la más alta incidencia por mordeduras de serpiente en América Latina, y es el segundo país en la región por su incidencia en picaduras de escorpión.
Las provincias de Coclé, Veraguas y Chiriquí son las que tienen la mayor incidencia de accidentes con ofidios, “aunque sabemos que hay un subregistro en las comarcas”, indica de Patiño. En el caso de los alacranes (escorpiones), en Coclé, Colón, Chiriquí, Los Santos y Panamá Oeste es donde ocurren la mayoría de los accidentes.
Explica la profesora que en Panamá ya se tiene información mucho más confiable de las serpientes y escorpiones que representan un peligro para la población y se ha caracterizado la toxicidad de los venenos que tienen las especies locales.
“Ahora vamos a profundizar los conocimientos, estudiando en forma mucho más especializada las sustancias que tienen los venenos, con el apoyo de investigadores de Costa Rica, en el tema de proteómica [proteínas] del veneno de serpiente; y de México, en el tema de las toxinas de escorpiones, el estudio de sus proteínas y la posibilidad de crear toxinas recombinantes. Con ambos institutos tenemos proyectos y artículos publicados en conjunto”.
La ciencia busca sustancias contenidas en los venenos que pueden ser útiles para desarrollar antídotos más específicos para las especies que se encuentran en un país determinado, o para otros fines terapéuticos.
El antiveneno contra escorpiones de Venezuela, que se usa localmente, tiene un grado de eficiencia limitado para el T. cerro azul de Panamá. Por eso, se estará reforzando la propuesta para que se pueda producir un antiveneno de escorpión específico para Panamá.
Por otro lado, destaca de Patiño, no solo se busca formar a los profesionales y estudiantes, sino también que la comunidad esté bien informada para prevenir los accidentes.
“Aunque hay antídotos, sigue habiendo muertes, porque las personas demoran en acudir [a buscar ayuda médica] o viven muy distantes. La expectatiava es seguir buscando estrategias para disminuir la incidencia y las muertes por estos accidentes”.
También hay un interés para realizar un estudio que relacione el cambio climático y el aumento de casos de accidentes con escorpiones o serpientes o de avistamientos de animales venenosos; si influyen los cambios en el ambiente, etc.
La profesora de Patiño menciona que, a futuro, en la nueva sede de la Facultad de Medicina de la UP se le dará más importancia a los laboratorios, pero resalta que una parte es la investigación y otra la producción.
Con el respaldo necesario, la infraestructura y la capacitación del recurso humano, Panamá podría producir sus antivenenos localmente, de manera que sean adaptados a las especies que hay en el país.