INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO

Toxinas animales y biotecnología

Toxinas animales y biotecnología
El Dr. Andreimar Martins Soares muestra a participantes del seminario-taller diferentes clases de venenos de serpientes ‘Bothrops jararacá’, ‘Bothrops jararac

Latinoamérica se enfrenta a un “problema serio” de salud pública con los envenenamientos de animales ponzoñosos, especialmente con los cambios climáticos, la urbanización y otras intervenciones humanas que causan desequilibrios en la naturaleza y favorecen los accidentes con estas especies, expresa Andreimar Martins Soares, director del Centro de Biomoléculas Aplicadas a la Salud de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz)-Rondônia de Brasil.

En Brasil ocurren cerca de 20 mil accidentes [con animales ponzoñosos] por año y alrededor de un 40% es con escorpiones; están en las ciudades, en las casas y apartamentos, detalla el científico brasileño. En Panamá, en 2016 hubo mil 627 mordeduras de serpiente y 4 mil 400 casos de picaduras de escorpiones. Pero hay muchos otros animales venenosos, como arañas, orugas, peces y moluscos, que también suponen riesgos.

“Es muy importante que los gobiernos inviertan en ciencia y tecnología para crear terapias y aplicaciones biotecnológicas, para disponer de equipos y formar el recurso humano”, señala el Dr. Martins Soares, docente de la Universidad Federal de Rondônia y director científico de la Fundación de Apoyo a la Investigación en el estado de Rondônia, Brasil.

Disciplinas como la venómica y la proteómica permiten conocer los venenos, identificar sus toxinas y proteínas, así como sus mecanismos de acción. Además, los científicos analizan el ADN de los animales, y usan técnicas de cromatografía, los espectrómetros de masas para la identificación de las biomoléculas, y la cristalización, para obtener estructuras tridimensionales. Todo este conocimiento sirve como base para las aplicaciones biotecnológicas.

Martins Soares, expositor en el seminario-taller “Herramientas biotecnológicas para la prospección de toxinas animales: in silico, in vitro e in vivo”, que culmina el 28 de este mes en la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi), añade que estos conocimientos no solo permiten desarrollar antivenenos, sino también productos con otros fines terapéuticos.

Por ejemplo, menciona que una toxina del veneno de animales de Suramérica se usa como principio antitumoral. También, uno de los principales fármacos contra la hipertensión (captopril) se basa en la toxina del veneno de la serpiente Bothrops jararaca.

No obstante, para que la investigación científica logre con éxito entender los mecanismos de acción de los venenos, su toxicidad, y se llegue hasta el desarrollo de un potencial fármaco, se requiere que los gobiernos hagan las inversiones pertinentes, recalca. Mayores recursos también permiten hacer una explotación más sustentable en la naturaleza y usar la síntesis química en los laboratorios para producir venenos in vitro, procesarlos y hacer los antivenenos.

El científico brasileño expresa que el seminario, organizado por el Dr. Aristides Quintero Rueda y la Mgtra. Lourdes Carrasco González, del Centro de Información e Investigación Toxicológica y Química Aplicada de la Unachi, es un buen espacio para el intercambio de conocimientos y la aproximación de grupos de investigadores que pueden colaborar y contribuir en los estudios de los venenos de nuestros países.


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