PSICOLOGÍA Y NUTRICIÓN

Trastornos alimentarios

Trastornos alimentarios
Trastornos alimentarios

Quienes padecen un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) usan la comida para aliviar malestares emocionales, y el cuerpo, como fuente de identidad. En el caso de la anorexia, restringen la ingesta de alimentos. En la bulimia, comen pero vomitan o se purgan. Y en el trastorno por atracón, el paciente consume gran cantidad de comida en un período corto de tiempo para después vomitar, purgarse con laxantes o diuréticos, o hacer ejercicio en exceso.

Pero el síntoma alimentario “es solo la punta de la montaña”, indica María Teresa Alemán, psicoterapeuta especialista en trastornos alimentarios y coordinadora del congreso “Avances en el tratamiento de trastornos de la conducta alimentaria”, realizado en la Universidad Santa María la Antigua.

“El núcleo psicopatológico de los TCA comprende la insatisfacción de la imagen corporal, la influencia en la evaluación personal, la preocupación por la comida y por el cuerpo, el uso de medidas no saludables para controlar el peso y la afectación significativa en el bienestar físico y psicológico de la persona”, resumió Miriam Sánchez Pellisé, psicóloga clínica del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) de Barcelona, durante el congreso.

Factores neurológicos, cierta predisposición genética, rasgos de personalidad, aspectos familiares y sociales, convergen en estos trastornos que inciden en la nutrición, la salud física, el estado de ánimo y el rendimiento de las personas en los distintos ámbitos de su vida. Incluso, algunos pacientes pueden presentar, además, adicciones a sustancias y conductas autodestructivas, como infligirse lesiones físicas o llegar al suicidio.

En Panamá, los TCA son un tabú y no hay cifras sobre su prevalencia, señala Alemán.

“Los trastornos alimentarios los padecen más mujeres que hombres, con una proporción de un hombre por cada 10 mujeres que lo tienen. Incluso se ve en niñas de 11 años, pero puede afectar en todas la edades, especialmente en la adolescencia, cuando los jóvenes están en busca de una identidad”, indica Alemán. Y en la era del body shaming en las redes sociales, los adolescentes son sensibles a los anuncios o mensajes que reflejan que el éxito y la felicidad se encuentran en el aspecto físico.

A menudo se piensa que los TCA están asociados al nivel socioeconómico, pero no necesariamente es así, detalla Alemán. “En Panamá hay un nivel altísimo de obesidad. De cada 10 personas, 7 son obesas. Y muchas personas con obesidad padecen un trastorno por atracón”.

Para tratar los TCA se necesita un equipo conformado por psicólogos, psiquiatras, nutricionistas y médicos.

“Tanto en la adicción como en el trastorno alimentario, tendremos que ir más allá de la sustancia, del comportamiento, la comida o el cuerpo. Si solo abordamos la capa superficial del trastorno, la probabilidad de recaída o de no conseguir una mejora del paciente será más alta. Se requiere un abordaje integral, contemplar cómo se relacionan las diferentes cosas que le están ocurriendo al paciente. Es importante ver la relación que establece ya sea con la sustancia o el comportamiento”, expresó Sánchez.

Los padres deben estar alertas de si sus hijos no quieren comer o controlan mucho la comida, si comen y se meten al baño, si sufren cambios en el peso, manifiestan mucha irritabilidad, debilidad o poca energía, problemas para dormir, caída del cabello, falta de concentración y en algunos casos, depresión.


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