“No eres solo lo que comes, haces o piensas. Eres aquello en lo que crees”.
Con este enunciado la revista National Geographic, de la edición de diciembre pasado, abre la primera página de su reportaje principal, dedicado al “efecto placebo”, que es un fenómeno en el que a un paciente se le administra un fármaco o medicina que carece de actividad farmacológica, pero la persona sí cree que la tiene.
Científicos han logrado conocer más sobre el efecto placebo por décadas, a través de ensayos farmacológicos controlados.
Por ello, la comunidad científica “está considerando los placebos como una ventana en que mecanismos neuroquímicos pueden conectar la mente con el cuerpo, es decir, aquello en lo que se “cree” con lo que “se experimenta”, señala el artículo.
Esta situación de cómo aquello en lo que “se cree” puede influir en el estado de salud de una persona está vinculada con la neuroteología, una rama de la neurociencia que estudia las actividades neuronales vinculadas con experiencias subjetivas de espiritualidad.
Los estados funcionales del cerebro permiten “integrar” lo real con aquello en lo que se cree, explica el colombiano Carlos Francisco Fernández, neurofisiólogo del dolor que labora en el Hospital Universitario San Ignacio en Bogotá.
“Por un lado, la necesidad absoluta de ‘creer’ como un elemento para modular funciones cerebrales, es valiosa. De tal forma que si alguien ‘cree’ [en algo], definitivamente eso modula comportamientos”.
Sin embargo, el cerebro mismo está en la capacidad de “generar acciones” que de una u otra forma pueden “interpretar percepciones místicas”, comenta el doctor.
Lo explica así: “neurológicamente, te puede servir creer en ‘un algo’. Así mismo, también existe la posibilidad de que el cerebro cree sus mismas percepciones positivas; las dos cosas son valiosas.
Según Fernández, quien dictó recientemente un taller de periodismo de salud en Panamá, estos dos elementos “tienen unos componentes de interacción”. En este sentido, existen “estados funcionales del cerebro” que actúan de manera específica a partir de procesos de plasticidad cerebral para mejorar funciones.
“Hay gente que los llama ‘fe’; hay otros (...) que le llaman ‘neurofunción’ o ‘estado funcional’; otros lo llaman ‘medicamentos como terapia’. ¡Y que cada quien utilice cualquiera como le parezca!”, reflexiona el médico en una entrevista brindada a este medio.
Comunicador de salud y bienestar