Una serie de ataques en Afganistán, entre ellos el de un atacante suicida que empujaba un carro de helados, mató a por lo menos 21 personas ayer mientras la ONU dio a conocer que mayo fue el mes más mortífero para los civiles afganos desde 2007.
El mayor ataque ocurrió en el distrito de Khakrez, en la provincia sureña de Kandahar, donde una bomba colocada en el camino mató a 16 personas, 8 de ellas niños, que viajaban en un minibús, informó el jefe de policía de la provincia, Abdul Raziq. Agregó que la bomba fue colocada por el Talibán y al parecer tenía como blanco las fuerzas afganas y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
En tanto, al este del país un atacante suicida detonó su carga de explosivos en el exterior de una estación de policía y mató a tres policías y a un civil, informaron las autoridades. El jefe de la policía provincial, Sadar Mohammad Zazai, dijo que el atacante se acercó ayer temprano a las oficinas de la policía local en el área de Shai Kali, en la agitada provincia de Khost, y detonó su cinturón cargado con explosivos.
Entre las cuatro personas muertas estaba el jefe de la policía local, Mohammad Zahir Khan, dijo Zazai. Se desconoce por el momento si Khan era el objetivo.
Tres personas murieron y 25 resultaron heridas por el atentado, informó por su parte el director provincial de Salud, Hedayatullah Hamidi.
Y en la provincia central de Ghazni, un atacante suicida que empujaba un carro de helados detonó sus explosivos en la capital provincial, mató a un niño e hirió a otros tres, informó el jefe de la policía local, Mohammad Hussain.

