Un sillón vacío representó ayer al ganador del premio Nobel de la Paz, el detenido disidente chino Liu Xiaobo, durante una ceremonia de entrega de los galardones en la que los asistentes le dieron una ovación de pie, mientras varios mandatarios exigieron su libertad.
La ceremonia fue la primera en 74 años en la que el prestigioso premio dotado con 1.4 millón de dólares no fue entregado personalmente, ya que Liu cumple una pena de 11 años de reclusión en China por pedir cambios radicales en el sistema político comunista que rige el país.
China se enfureció cuando el premio fue otorgado a Liu, de 54 años, e interpretó el premio como un ataque a su sistema político y jurídico. Beijing advirtió que el país no cambiará su política ante la presión exterior en una flagrante interferencia en la soberanía de China.
Las autoridades han colocado a los partidarios de Liu, incluyendo su esposa Liu Xia, bajo arresto domiciliario para evitar que recibieran el premio en su nombre.
En China, las televisoras CNN y BBC perdieron la señal a las 8 de la noche, hora local, justo cuando tenía lugar la ceremonia de Oslo.
VEA Liu Xiaobo, en busca de la conciliación