El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, tiene luz verde para desplegar tropas del Ejército contra un grupo armado que mantiene en vilo el norte del país, tras la aprobación ayer sábado en el Congreso del estado de excepción por 30 días.
Si bien la medida regirá en las provincias de Concepción, San Pedro, Amambay, Alto Paraguay y Presidente Hayes, del centro y norte del país, la persecución se centrará en la primera, en cuyas regiones boscosas el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), de izquierda, se hizo fuerte.
El titular del Congreso, el senador opositor Miguel Carrizosa, dijo que el jefe de Estado ha recibido “las herramientas” para “neutralizar al EPP, que tanto daño está causando” en el norte del país, en donde, según el legislador, “hay temor, la gente no sabe quién va a ser la próxima víctima”.
La muerte de un policía, dos peones y un guardia en una emboscada ocurrida el miércoles último en una finca de Arroyito, distrito de Horqueta, a 380 km al norte de Asunción, en los límites de San Pedro y Concepción, llevó a Lugo a pedir el estado de excepción.
El estado de excepción, una herramienta empleada con frecuencia durante la dictadura, no fue bien recibido por organizaciones sociales y en el propio Congreso, de mayoría opositora.
Su declaración “es la demostración de que la democracia representativa no sirve, eso es lo que Lugo trata de demostrar, que la “democracia burguesa”, como dicen ellos, no sirve para frenar la inseguridad”, afirmó el ex presidente Nicanor Duarte.





