Un total de siete soldados estadounidenses murieron en los ataques más recientes en las atribuladas regiones del sur y este de Afganistán, mientras que funcionarios encontraron el domingo los cadáveres de cinco trabajadores de campaña de una candidata parlamentaria en la provincia occidental de Herat.
Un soldado falleció el domingo por un estallido de bomba en el sur de Afganistán, mientras que otros dos murieron el sábado en un ataque con bomba en el sur y tres más en combates en el este, el mismo día, dijo el domingo la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Sus identidades y otros detalles no fueron proporcionados, en espera que se notifique a sus familiares.
Estas muertes más recientes incrementan a 42 la cifra de estadounidenses fallecidos este mes en Afganistán; en julio murieron 66. En agosto han muerto en el país un total de 62 soldados de las fuerzas internacionales, incluidos siete británicos.
Los combates se han intensificado con la adición de 30 mil soldados estadounidenses para incrementar la fuerza de la coalición internacional en Afganistán a 120 mil elementos, de los cuales 100 mil pertenecen a Estados Unidos.
La mayor parte de las tropas adicionales han sido asignadas a las zonas fortificadas de la insurgencia en las provincias sureñas de Helmand y Kandahar, donde se realizan batallas importantes casi diariamente como parte de una ofensiva para expulsar al Talibán.
Los cinco fueron secuestrados el miércoles por hombres armados que detuvieron su caravana de dos vehículos cuando viajaban por la campiña remota. Otras cinco personas que viajaban en los vehículos habían sido liberadas antes, según un hombre que contestó el teléfono en la casa de la candidata Fawzya Galani y rechazó dar su nombre.
Residentes del distrito de Adraskan en Herat reportaron haber encontrado los cuerpos sin vida el domingo temprano, los cuales fueron trasladados más tarde a la morgue local, señaló el jefe de distrito Nasar Ahmad Popul. Nadie se ha responsabilizado de los asesinatos, aunque insurgentes talibanes han emprendido una campaña de asesinatos e intimidación con la esperanza de sabotear las votaciones del 18 de septiembre.

