Por segunda vez en tres semanas, un palestino sembró ayer martes el terror en las calles de Jerusalén al arrollar con una excavadora a un autobús y varios coches, dejando al menos 24 heridos, entre ellos varios niños.
Según las fuerzas de seguridad, el trabajador de la construcción comenzó poco después del mediodía a embestir indiscriminadamente con la pala a los vehículos que cruzaban por la carretera. En cuestión de pocos minutos, un civil que pasaba por el lugar de los hechos disparó contra el agresor, pero éste pudo continuar su marcha hasta que finalmente fue ultimado a disparos por un policía, según un portavoz del cuerpo de seguridad.
El incidente, calificado por la policía y la cúpula política israelí de atentado terrorista, se produjo en la confluencia de las calles King David y Kerem Hayesod, a pocos metros del emblemático Hotel King David, en el que hasta la víspera se albergó el primer ministro británico, Gordon Brown, y que acogerá a Barack Obama.
Por su parte, Obama prometió ayer —en Jordania— trabajar de manera implacable para la paz entre Israel y los palestinos en base a la solución de dos Estados si es elegido Presidente.
Al igual que en el ataque del pasado 2 de julio, el agresor era un palestino residente en un barrio árabe de Jerusalén y que podía moverse con libertad gracias a un carné de identidad israelí.
Según fuentes palestinas, se trató de Ghassan Abu Tair, de 22 años, emparentado con el diputado Mohammed Abu Tair, de Hamas, preso en Israel. Sin embargo, ninguna organización palestina se ha atribuido el ataque.
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