El papa Benedicto XVI dijo ayer que la Navidad no puede ser “apariencia” y “embellecimiento del exterior”, sino que el hombre debe “purificar” su conciencia y trabajar en aras de la paz y la justicia para cada hombre.
Ante unas siete mil personas que asistieron en el Aula Pablo VI del Vaticano a la audiencia pública de ayer, Benedicto XVI habló del significado de la Navidad y aseguró que Cristo vino al mundo “para reducir el mal a la impotencia y todo aquello que pueda alejar al hombre de Dios”.
“Que el Niño Jesús no nos encuentre sin preparar, interesados solo en embellecer y hacer atractiva la realidad exterior, en las apariencias.
Purifiquemos nuestra conciencia y nuestra vida de todo aquello que es contrario a la venida de Cristo, que nos empuje a realizar el bien y a contribuir a la paz y a la justicia para cada hombre en este mundo y a caminar así al encuentro con el Señor”, dijo.
El Salvador, con su nacimiento, según el papa, nos asigna una obligación: “la de asemejarnos a Él y a tender a la perfección para gozar de la visión de Dios”.
