Hilary Andersson, corresponsal de la BBC en África, denunció que aún existe la esclavitud en Níger. Impacta la primera lectura de su reportaje, pues somos sensibles a las imágenes tan terribles de la película Amistad o a las descripciones de La cabaña del tío Tom.
En su recorrido por tierras desoladas y abandonadas, Andersson entrevistó a dos esclavas. Fátima, una de ellas, ha trabajado para su amo toda la vida. No recibe un sueldo, pero su amo le da de comer y de vestir. "¿Qué puedo hacer? No tengo dinero, necesito comida, tengo hijos y, si al menos puedo trabajar para alguien que me alimenta, entonces es algo bueno". Según la corresponsal, Fátima "parecía humillada por su condición pero parecía no tener mayores expectativas en la vida". También asevera que los esclavos de Níger sufren abusos sexuales y que son castigados sin comida. Aunque los amos presionan para que las mujeres tengan muchos hijos, después las separan de ellos para impedir cualquier vínculo de afecto.
La esclavitud surge por la pretensión de superioridad de unos seres sobre otros, muchas veces por cuestiones raciales. Cuando se acepta esa premisa de etnocentrismo, aparecen injusticias como la esclavitud. Las potencias que favorecieron el comercio de esclavos y quienes argumentaban a favor del mismo durante los siglos XIX y XX sostenían que, como los "los seres inferiores" no podían valerse por sí mismos, necesitaban de un amo que les controlara la vida. Pero no todo aquel que sirve a otro es esclavo. En la antigüedad, los criados vivían en casa del amo. Comían y vestían, sus hijos recibían una educación y tenían un techo garantizado. Eran un pilar fundamental en las grandes familias y su trabajo era digno. De ahí surgió el término "criados" cuando se abolió la servidumbre.
Una forma de esclavitud es subyugar a alguien para que trabaje en las condiciones miserables de una maquila por un poco de comida. Muchas mujeres en China trabajan turnos de más de doce horas y sólo tienen un descanso de cinco minutos para ir al baño.
Son esclavos los niños que raptan los ejércitos y las milicias para convertirlos en carne de cañón.
Son esclavas todas aquellas personas que ni siquiera saben que son seres humanos.
Algunos periodistas sólo atribuyen las causas de la esclavitud a unos seres desalmados cuando, debajo de esa realidad, existen unos sistemas económicos impuestos por las grandes potencias y multinacionales que han sometido a millones de seres humanos.
Ninguna clase de esclavitud se justifica, pero más allá de atribuir la causa de la injusticia a los amos, hay que analizar sus causas más profundas.
Es imposible entender y abordar la esclavitud de hoy sin estudiar el pasado.
¿Cómo criticar lo que vemos hoy sin reconocer los errores de ayer, sin la reparación debida a tantos pueblos expoliados de sus riquezas y de sus señas de identidad? Los gobiernos de EU y de Gran Bretaña se niegan a reconocer que la trata de esclavos, por la que murieron 140 millones de seres humanos, fue un crimen contra la humanidad. Aunque a los ciudadanos actuales no se les pueda culpar por los crímenes del pasado, sí es cierto que a la sociedad a la que pertenecen es responsable solidaria de los mismos. De ahí el concepto jurídico de la reparación debida a los descendientes de aquellos genocidas.
Para muchos la libertad radica en un mercado que les permita elegir uno u otro producto y poder votar cada cuatro años. Defienden un "libre mercado" con aranceles y subsidios injustos que hunden en la miseria a los pueblos de África. Los intereses económicos de las grandes potencias han transformado a países con enormes riquezas naturales en tierras de monocultivo. ¿De qué sirve ser "libre" en una tierra desolada y desertificada?
La esclavitud es una lacra de la humanidad que seguirá existiendo mientras se valore a un ser, a unos seres o una causa "buena" por encima de las personas. En el mundo globalizado algunos aceptan maquiladoras y fábricas con condiciones deplorables porque reducen los gastos de las grandes compañías y porque incrementan sus ganancias. Dejemos a un lado las descripciones pintorescas y folklóricas de los pueblos empobrecidos. Comencemos a ser coherentes para abolir toda forma de explotación.
