La alta comisionada de Naciones Unidas para los inmigrantes, Navi Pillay, exhortó a México ayer a que investigue la presunta complicidad de funcionarios en los secuestros extorsivos de 40 migrantes centroamericanos en diciembre.
Pillay dijo que los 40 migrantes, en su mayoría salvadoreños y guatemaltecos, fueron “secuestrados en circunstancias altamente dudosas” de un tren de carga en el estado sureño de Oaxaca el 16 de diciembre.
El tren fue detenido en su viaje al norte por funcionarios policiales y de migraciones, los que detuvieron a 92 de los 250 migrantes que viajaban en él, dijo una declaración de la oficina de la ONU, basada en entrevistas con grupos defensores de los derechos humanos.
“Según algunas versiones, personal militar también estuvo involucrado”, agregó. “Ha emergido una imagen un tanto confusa de lo que sucedió después”. El resto de los migrantes volvió a subir al tren, de una compañía estatal. El maquinista les exigió dinero, pero no quedó satisfecho con lo recaudado y les dijo que habría “más problemas más adelante”, según la ONU.
Media hora después, pistoleros abordaron el tren, robaron a los migrantes y secuestraron a 40 de ellos, incluidas por lo menos 10 mujeres y un menor.
Dos días después, algunos lograron escapar y llegar hasta el refugio para migrantes del sacerdote Alejandro Solalinde, un conocido activista que fue el primero en denunciar lo referente al secuestro masivo.

