Las últimas 48 horas han sido para el presidente colombiano una racha de buenas y mejores noticias. Ni siquiera la controversia ayer sobre las ‘andanzas’ del cuerpo de Raúl Reyes podrían amargarle el gusto dulce.
Primero cae el infame Daniel Don Mario Rendón (y con todo el público que podría desear, lo anuncia en un foro de alto nivel en Brasil). Pocas horas después, mientras todavía se celebraba la captura del capo narcoparamilitar, cae otro infame: José Leonardo Muñoz. El sujeto, también conocido por su alias de Douglas era el jefe de una tenebrosa banda de sicarios: la “Oficina de Envigado”, acusada de cometer asesinatos, secuestros y extorsiones en la ciudad colombiana de Medellín y de estar al servicio de narco.
Y como corolario, la noche del miércoles, La Comisión Primera del Senado de Colombia aprobó —12 votos contra uno—, el referendo reeleccionista que le permitiría presentarse como candidato para una segunda reelección consecutiva en los comicios de 2010.
Y la racha no acabó allí. Ayer jueves, temprano en la mañana, la guerrilla de las Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaban que liberarán unilateralmente al suboficial del Ejército Pablo Emilio Moncayo, un hombre que se ha convertido en un símbolo del secuestro en un país que tiene miles de personas en la misma situación, porque tiene 11 años en manos de las FARC. Tenía 19 años cuando fue capturado.
Moncayo —secuestrado en diciembre de 1997 después de un ataque a una base del Ejército ubicada en el sur del país— será entregado a la senadora Piedad Córdoba.
Junto a Moncayo se llevaron al cabo del ejército José Libio Martínez, quien hoy tiene 34 años. La carta de las FARC no hace ninguna mención sobre su suerte.
Las FARC tienen en su poder a 22 miembros de la fuerza pública: 13 policías y 9 militares.

