Muchos fueron los enfermos que llegaron en sillas de ruedas, muletas y apoyados en bastones, acompañados por sus familiares, para participar de la misa de sanación que se celebró ayer en Atalaya, tras la romería a Jesús Nazareno.
Marcelino González, párroco de la iglesia San Miguel Arcángel de Atalaya, y quien presidió la eucaristía por la ausencia del obispo de Veraguas, Audilio Aguilar Aguilar, expresó en la misa de enfermos su admiración por el cuidado que las familias tienen para con sus parientes encamados, en sillas de ruedas y en otras circunstancias en los hogares, hospitales y centros de salud, puesto que también sufren con ellos en su lecho.
Aseguró que tanto las personas sanas como los enfermos llegan ante la imagen milagrosa del Nazareno, en la que todos son peregrinos hacia la meta en el encuentro con el Señor.
Cargar la cruz
Añadió que la vida nos trae muchas contrariedades y una de ellas es la enfermedad. En este sentido, los cristianos no debemos entender la enfermedad como una maldición, como un olvido de Dios, como desgracia para la familia o el enfermo. “Estas son las cruces que el Señor Jesús permite, para que le ayudemos a construir la obra de redención dentro del mundo”, señaló.
El cristiano u hombre de fe tiene que aceptar las contrariedades de la vida, sabiendo que lo importante es que se cumpla la voluntad de Dios en cada uno de nosotros, y por eso se visita a Atalaya, para que Jesús Nazareno nos sane, a cada uno de nuestras enfermedades del cuerpo y del espíritu, indicó.
Bendición
Durante la misa el párroco pidió fortaleza no solo a los enfermos, sino a los familiares para que no se cansen de ser generosos y atiendan lo mejor posible a estos seres indefensos en sus hogares.
En la misa se impartió la bendición especial con el santísimo sacramento del altar, cuya custodia muchos enfermos tocaban en busca de un milagro.
Abraham Aguilar, oriundo de San Francisco de Veraguas, aseguró que todos los días le pide a Jesús Nazareno para que lo ayude en la salud del cuerpo y el espíritu.
Seguridad
Ante la avalancha de peregrinos y visitantes que llegan desde el miércoles de Ceniza a este pequeño pueblo, correspondió al comisionado Omar Pinzón, director de la Policía Nacional (PN), organizar los operativos, quien reveló que se aumentará el pie de fuerza de mil 500 a 2 mil uniformados.
Las ordenanzas de seguridad van enfiladas a reforzar la seguridad en Atalaya, la cual recibirá al pleno de la Conferencia Episcopal de Panamá (CEP), y entre ellos al primer cardenal nacional, José Luis Lacunza Maestrojuán, quien será el principal oficiante de la eucaristía.
Reiteró la importancia que en materia de vigilancia y seguridad tiene para la PN la romería de Jesús Nazareno de Atalaya, dada la aglomeración de miles de devotos en un espacio tan pequeño, razón por la cual se deben ubicar agentes policiales por todas partes, los que le brindan la seguridad necesaria a peregrinos y devotos, para que paguen sus mandas y favores sin dificultad.
Sinaproc, presente
En tanto, Alfredo Alfonso, director regional del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), informó que estarán presentes para brindarles toda la ayuda a los peregrinos, a través de ambulancias, personal paramédico y voluntario para la atención de personas que puedan llegar deshidratadas o con lesiones por la caminata.
Alfonso recomendó que durante estos días las personas consuman mucha agua, porten sombreros, gorras y paraguas si deben caminar bajo el intenso sol, lo que les prevendrá de lesiones dérmicas o laceraciones en los pies por el pavimento candente de las carreteras.




