¡A mi hija la secuestraron!

¡A mi hija la secuestraron!


Son las 8:00 a.m. del miércoles 28 de mayo y los padres de Kris Kremers, en lugar de estar trabajando en Amsterdam, observan cómo cuatro grupos de rescate abordan varias camionetas para adentrarse en las montañas de Boquete, tras el rastro de su hija desaparecida desde el pasado 2 de abril.

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¡A mi hija la secuestraron!

Rodeados de un pasaje idílico lleno de flores y montañas verdes, Hans y su esposa Roelie se cubren del frío (unos 17 grados centígrados) y caminan alrededor del campamento donde dos veces al día se reúnen las autoridades para compartir pistas de este caso.

Han pasado 59 días desde que hablaron la última vez con su hija, quien acompañada de su amiga Lisanne Froon vino a Boquete para aprender español y trabajar en una guardería.

Luego de comer algo de fruta en el desayuno, conceden una entrevista de 15 minutos a La Prensa para dar a conocer un perfil de su hija y las teorías que tienen sobre su desaparición.

La confianza que genera 25 años viviendo juntos hace que cada pregunta sea respondida por los dos.

¿Cómo describirían a su hija?

-Kris es una chica extravertida, creativa y muy amigable. Es muy sociable y entabla amistad fácilmente. En la universidad estudió Bellas Artes. Con esta profesión puedes trabajar como guía en cualquier museo. En septiembre va a comenzar a estudiar un posgrado de Historia del Arte.

¿Ella es su única hija?

-No, ella es la del medio. Tiene un hermano mayor de 24 años y uno menor de 18 años que en este momento están en Holanda. Ella nació el 9 de agosto de 1992. No tengo clara la fecha de nacimiento de su amiga Lisanne, pero sé que se graduó de psicología.

¿Cuándo decidió su hija venir a Latinoamérica a estudiar español?

-Nosotros (los Kremers) viajamos todos juntos hace dos años a Perú y por eso nos pareció interesante y bueno que ella decidiera estudiar español en Latinoamérica. La decisión la tomó conjuntamente con Lisanne, a quien conoció hace cuatro años en el restaurante de la ciudad de Amersfoort, donde vivimos y que está ubicada a una hora de Amsterdam.

¿Por qué decidieron venir específicamente a Panamá?

-A comienzos de este año, ella y su amiga comenzaron a averiguar los destinos en Latinoamérica y encontraron que en Boquete les ofrecían, además de las clases de español, la posibilidad de trabajar haciendo servicio social cuidando niños en una guardería.

¿Cuál fue la ruta que eligieron para llegar al país?

- Como son estudiantes, la posibilidad más barata para volar desde Amsterdam hacia acá era hacer escala en Estados Unidos. Por eso primero volaron a Houston y luego a San José, donde estuvieron una noche. Luego de eso, viajaron a Isla Colón en Bocas del Toro, donde estuvieron una semana y finalmente llegaron a Boquete el sábado 29 de marzo. Todos los días hablamos con ellas. Nos comunicábamos por correo electrónico, WhatsApp y por Skype.

El encuentro con los padres de Kris transcurre en el sofá del restaurante donde instalaron una carpa como centro de operaciones. A este lugar van y vienen funcionarios de la Policía Nacional, Cruz Roja de Panamá, Bomberos, Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), Dirección de Investigación Judicial y la Fiscalía.

Desde que se reportaran desaparecidas, las autoridades locales han recorrido todas las rutas posibles utilizando incluso helicópteros. De hecho, un grupo del Sinaproc, luego de caminar 44 horas, llegó a Bocas del Toro partiendo desde Boquete.

La novedad de la búsqueda esta semana es que los padres lograron traer a Boquete un equipo de voluntarios holandeses con perros de rastreo capaces de encontrar personas tanto vivas como muertas.

La capacidad de estos canes es tal, que son capaces de olfatear huesos y restos humanos debajo de ríos de corta profundidad y hasta nueve meses después de reportarse las desapariciones.

¿Cuándo fue la última vez que hablaron con Kris?

-El 31 de marzo por WhatsApp. Me dijeron que estaban bien, pero que estaban un poco decepcionadas porque en la escuela de español (Spanish By The River) les habían informado que no les habían conseguido el trabajo que les habían prometido.

¿Cómo y cuándo se enteraron de la desaparición de su hija?

-Los papás de Lisanne nos llamaron a casa la noche del miércoles 2 de abril (tarde en Panamá). Nos dijeron que habían llamado a la escuela y que las chicas no estaban allá ni habían ido a una excursión que tenían programada. Fue en ese momento que supimos que algo grave estaba pasando. Desde entonces, nuestras vidas han cambiado completamente. Ahora se centra única y exclusivamente en encontrar a nuestra hija. Hay días buenos y otros muy malos. Son muchas emociones. Muchas a la vez...

¿Tiene alguna teoría de lo que pudo haber pasado con Kris y Lisanne?

¡A mi hija la secuestraron! No sé quién, pero estoy seguro de que la han raptado.

En este punto de la conversación a Hans, un hombre de 1.88 metro de altura y unos 55 años se le aguan los ojos. Roelie luce triste y cansada. La postura de sus hombros es como la de alguien que enfrenta con resignación el reto más grande de sus vidas.

¿Cómo ha sido la colaboración de las autoridades nacionales en la búsqueda?

-Estoy muy agradecido con todos los elementos de seguridad de Panamá, que han brindado todo su apoyo, cariño y cooperación.

Han traído un equipo de expertos en búsqueda de Holanda que estará 10 días en el país. ¿Qué tanto dinero cuesta esta operación?

-Mucho dinero. Cerca de 95 mil dólares. Hemos abierto una cuenta bancaria aquí en Panamá para recibir donaciones. La idea es que si por ejemplo mañana las autoridades necesitan un helicóptero porque han encontrado una pista, el dinero no sea un obstáculo para parar esta búsqueda.

Los datos de la cuenta son: Banco TowerBank International: Número de Cuenta 03-01-003867-6, a nombre de: FindkrisandLisanne.

La conversación concluye y Roelie se levanta del sofá para llenarse de energía tomando un poco de sol. Su esposo hace lo propio y saca del bolsillo derecho de su pantalón papeles y tabaco para fabricarse un cigarrillo. Separados por poca distancia, ambos dirigen la mirada hacia la misma montaña en donde los equipos de rescate buscan a su hija mientras Hans drena el estrés manoseando la uña de su dedo pulgar derecho, que ya luce amoratada.

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