Si es que se le puede encontrar una cara amable a la tragedia, es que la gente se ha unido. Hoy, el barrio parece un club de amigos y si de algo están seguros, es de que no pararán en sus reclamos. De hecho, la oferta que les hizo la empresa aseguradora para cubrir las pérdidas, en su gran mayoría ha sido rechazada. “Nos quieren pagar el 10% de lo que perdimos y hacernos firmar un finiquito. Esto así no se arregla”, informa un integrante de la comisión de vecinos afectados.
Por lo pronto, los moradores tienen sus motivos para llevar adelante las disputas. Sobre todo uno: las casas que habitan no son las que han comprado. Sí, como lo lee. La estructura de la casa modelo que ellos vieron no fue la misma que finalmente se construyó. Es más, uno de los arquitectos contratados por PRONAVI fue multado con mil dólares por cambiar en las casas – sin avisar a las autoridades– el soporte de los techos. Pusieron uno más grande, es decir, más pesado.
La empresa que proveyó los materiales, HOPSA, asegura en un documento que el cambio puede realizarse, pero que, a partir de ese momento, las casas “están al límite”.
La multa la emitió la ventanilla única del Municipio de Panamá en mayo del 2003, luego de recibir una denuncia en octubre del 2002. Las nuevas autoridades de la dependencia no comprenden la razón por la que el entonces director, Isaías Bonilla, recomendó una multa en lugar de suspender la construcción. Y no solo eso: por qué, conociendo la denuncia y aún antes del fallo, entregó algunos permisos de ocupación. El viento a favor del que disfrutó PRONAVI durante toda la obra, solo se detendría con la inundación.
Lo cierto es que la multa lleva la firma del alcalde Juan Carlos Navarro. ¿Cómo se enteraron de esta irregularidad? No fueron ninguno de los doce inspectores que controlan –en bus– las obras de Panamá. La denuncia había sido presentada por la empresa colombiana Ingeniería de Vías: la guerra interna de PRONAVI ya se había desatado.
La batalla
Luego de la huelga del Sindicato Unico de Trabajadores de la Construcción y Similares (SUNTRACS) que paralizó la obra de Prados del Este durante tres semanas, el Banco Nacional decidió intervenir a PRONAVI. La explicación de las autoridades del banco es que se hizo para resguardar las inversiones de la entidad, por los retrasos de Ingeniería de Vías, que no podría entregar las casas terminadas en los plazos prometidos.
Los perjudicados con esta decisión prefieren sembrar dudas y decir que la intervención habría sido la máscara que le permitió a la gerencia del banco justificar la financiación total del proyecto. Es más, hasta se animan a señalar que la huelga se realizó con el beneplácito del banco. En la redacción de La Prensa aún se recuerda con sorpresa el extremo interés y la insistencia con la que voceros del BNP respaldaban las posiciones de SUNTRACS, un gremio que por lo general es hostil al Gobierno. Los hombres del banco hasta llamaban a los periodistas para ofrecer datos.
Finalmente el conflicto se resolvió mediante el pago de 70 mil dólares que PRONAVI le giró al sindicato en concepto de sueldos caídos. Ese pago, para la empresa Ingeniería de Vías, que había contratado a los trabajadores, es inexplicable. Esta última dice que su convenio era con el sindicato de UTICAP. Además, asegura que el Ministerio de Trabajo jamás reconoció los reclamos del SUNTRACS.
´Tras la intervención, la persona designada por el banco para administrar la empresa fue el accionista de PRONAVI Freddy Lanza –que como ya se sabe es el consuegro de Pariente, entonces gerente general del BNP– .
Una de las primeras decisiones de Lanza fue la de dar de baja el contrato con la empresa colombiana Ingeniería de Vías. Si bien esta decisión les permitía finalmente tener el dominio total del proyecto, también les generó un inconveniente. Como Ingeniería de Vías había aceptado cobrar nueve meses después de entregar las casas, la que realmente estaba financiando la obra era la empresa colombiana. Al bajarla de la construcción, PRONAVI se quedó sin dinero para proseguir. Por eso el Banco Nacional aumentó los aportes para reactivar los trabajos mientras Hogar Ideal vendía las casas.
Hasta el momento de la intervención, en agosto del 2002, el banco había aportado el dinero para la compra del terreno y el inicio de la construcción (3.6 millones). A partir del nombramiento del consuegro de Pariente como administrador, la entidad comenzó a financiar también las hipotecas de los compradores –hoy el banco absorbe el 90% de ellas–, dinero que se utilizaba para seguir construyendo. Los documentos firmados por los nuevos propietarios le permitían a PRONAVI mantener con vida el flujo de dinero del banco.
Para reemplazar a Ingeniería de Vías, a cargo de la construcción, se nombró a CIASA, la empresa que había realizado el estudio de impacto ambiental del proyecto, los planos y, además, iba a encargarse de la inspección final. Vale recordar que en esta empresa trabaja Rogelio Solís, primo hermano de Pedro, la cara más visible de PRONAVI. Es extraño: la misma empresa que debía inspeccionar las obras, se puso a construir. Pero más escandaloso es que funcionarios del Ministerio de Obras Públicas (MOP) también trabajaron en CIASA, en diferentes fases del proyecto.
Mientras tanto, los actores que fueron corridos del escenario, desde la platea, comenzaron a lanzar tomates podridos. Ingeniería de Vías exigió que se le pagara el dinero invertido en las casi 70 casas que había terminado antes de la huelga, trabajo calculado en un millón trescientos mil dólares. Cómo no hubo un acuerdo, demandó al Banco Nacional por cuatro millones de dólares, sumándole daños y perjuicios.
En medio de los conflictos internos, los socios de PRONAVI también decidieron sacar al director de la empresa Abraham Crócamo –quien había inventado el proyecto– y lo relegaron al cargo de vocal.
Cuando el hombre desplazado se enteró, decidió interponer una demanda contra PRONAVI ante el juzgado sexto civil. Pedía anular los cambios hechos en la directiva de la empresa. El 15 de octubre del 2002, el juez Víctor García aceptó su pedido y puso todos los cargos de la empresa en suspenso. Esa decisión permanece vigente.
Muchos se preguntan cómo PRONAVI siguió construyendo con tanta libertad cuando, antes de finalizar el 2002, tenía los cargos suspendidos y había sido denunciada por los cambios en las casas. Para entonces, solo se habían levantado 80 de las 523 casas que todavía se están secando bajo al sol de los Prados del Este.
El regreso del clan
CIASA, accionista de PRONAVI, se ocupó de finalizar la primera etapa inconclusa del proyecto de 250 viviendas. Cuando la completó, volvió a replegarse a su rol de “inspección”. La empresa que tomó la posta en la construcción, y que hasta el momento lleva construidas más de la mitad de las 523 casas, se llama Rodeo Holding Corporation. Si no hubiese sido por las inundaciones y la suspensión de la obra que decidió el Municipio, aún hoy estaría construyendo.
Rodeo Holding comenzó su vida el 25 de mayo de 1999, semanas después del triunfo electoral de Mireya Moscoso. Su presidenta es Carmen Sharp y, en Hogar Ideal, aseguran que Rodeo Holding fue sub contratada mediante una licitación privada.
Rodeo Holding es una empresa que se le atribuye a Luis Fasano, esposo de Ivonne Young, ex ministra de la Presidencia, sobrina de la ex primera dama Ruby y además inseparable amiga de Mireya Moscoso. Tres fuentes aseguran por separado que Carmen Sharp es pareja de Rodolfo Noriega, un hombre conocido en el gremio de la construcción, y que fue tesorero de Rodeo Holding.
Noriega y Fasano son grandes amigos y ambos trabajaron en el escandaloso proyecto del Hospital de Aguadulce, el edificio al que se le perdió un piso completo. Luego del ascenso de Moscoso a la Presidencia, las relaciones del “clan de Aguadulce” con el Estado se hicieron estrechas.
Fasano fue el coordinador del despacho de la Primera Dama en dos obras que despertaron suspicacias: el Museo Tucán y la restauración del Teatro Nacional. Estas obras y Prados del Este tienen algo en común: en las tres participó Rodeo Holding.
Además, Freddy Lanza, el administrador de Prados del Este, es “pasiero” de Fasano. Suelen jugar largas partidas de golf, las que, según dicen, siempre gana Lanza. “Yo ahí no tengo nada que ver”, dice Luis Fasano, escueto, por celular. “El que le dijo eso cometió un error. Aparte, acuérdese, que cuando usted hizo lo del Museo Tucán, yo le dije que no iba a dar más entrevistas. Hasta luego”, se despide abruptamente Fasano.
Lo extraño es que a los tres minutos de esta breve charla, un vocero de Hogar Ideal llamó a La Prensa para saber “¿por qué andas diciendo que Rodeo Holding es Fasano?, si eso es falso”.
Freddy Lanza, por su lado, reconoce su vínculo con el ex coordinador de obras del despacho de la Primera Dama, aunque, dice que eso no significa nada. “Luis es un gran amigo, pero yo no sé si él tiene participación en Rodeo Holding..., no lo creo”. Lo que Lanza no desmiente es que una de las empresas de Fasano fue la que proveyó el 80% de los vidrios y ventanas de Prados del Este.
Quizá sea por este tipo de relaciones de los constructores con el poder de turno, que los propietarios de la barriada suponen que las influencias políticas le permitieron a PRONAVI, no solo conseguir el dinero para construir la obra, sino también, cierta permisibilidad en los controles del Estado.
Round en la justicia
Finalizaba el 2002 y Abraham Crócamo no se resignaba a ver cómo el proyecto que había inventado seguía a toda marcha sin su participación. Con la sangre en los ojos y sin mayores posibilidades de acción, Crócamo decidió poner en movimiento una batería de denuncias contra sus socios, ante la Procuraduría General de la Nación: los acusó de hurto y peculado, de falsificación de documentos, de ejercicio ilegal de la profesión, de asociación ilícita para delinquir y de corrupción. Casi nada.
También le envío una copia de las denuncias al entonces presidente de la Junta Directiva del Banco Nacional, José Antonio Pérez Salamero. No logró que nadie moviera un dedo para poner en marcha una investigación sobre el caso. Sin embargo, algo queda claro: varias entidades del Estado estaban al tanto de que algo raro, por decir lo menos, podría estar pasando en este proyecto.
“Crócamo ha hecho lo imposible por ponernos trabas y nadie le ha hecho caso. Nos ha traído grandes problemas y encima, se adosó a la demanda que hizo Ingeniería de Vías. Mira, voy a decirte algo: si pudiera retroceder el tiempo, no me metería en este negocio. Pero ahora, con todo lo que pasó, voy a llevarlo hasta el final”, se defiende Pedro Solís, el hombre que le consiguió a Crócamo financiamiento para su proyecto. Luego agrega un dato: dice que Crócamo compartía oficinas con la empresa colombiana y que su encono proviene de la caída de Ingeniería de Vías en el proyecto de Prados del Este.
Crócamo, en cambio, sostiene que lo que más lo afecta es que se prostituyó su plan. “Se ha vaciado severamente el aporte social que fue el motor de este proyecto. No se trataba únicamente de ganar dinero. Por eso sigo luchando”, sentencia.
Para colaborar con el caos, el abogado Víctor Orobio, en representación de 30 familias de Prados del Este, acaba de presentar una demanda contra la inmobiliaria Hogar Ideal por la suma de dos millones de dólares. Además, espera aumentar la cantidad de demandantes.
¿Fallas de construcción?
En el día de ayer, la Comisión de Obras Públicas del Organo Legislativo entregó su informe ejecutivo sobre las causas de la inundación. En él sostiene –en el caso de Prados del Este– que “hubo incumplimiento de los requisitos necesarios para llevar a cabo una construcción de esa magnitud” y, en forma general, agrega que “en las zonas urbanas inundadas, los factores de construcción fueron determinantes”.
Si el informe no responde a motivaciones políticas, hay que hacerse algunas preguntas: ¿por qué el proyecto de Prados del Este fue aprobado? La empresa dice tener todos los papeles en orden y que construyó siguiendo los planos aprobados.
Si ahora se dice que hubo deficiencias en el proyecto, ¿qué ha pasado entonces con los controles del Ministerio de Vivienda (MIVI), del MOP y del Municipio durante los casi dos años que lleva la obra en marcha? “Vamos a realizar cambios en la ventanilla única para que la sociedad tenga la certeza de que lo que se construye es seguro”, explica la titular del MIVI, Balbina Herrera.
En estos momentos la obra en Prados del Este se encuentra suspendida porque no soportó la inspección municipal. Se llegó a la conclusión de que el terreno recibió un relleno de un metro y medio menor al estipulado en el plano. Las casas quedaron abajo de la línea de la carretera que, precisamente, fue construida a esa altura para evitar que la alcance el agua.
Otro dato llamativo es que en los primeros planos que le aprobaron a PRONAVI, las aguas pluviales de Prados del Este debían desembocar en el río Cabra. Un cambio posterior, aprobado por el MOP, les permitió a los constructores modificar el rumbo de esos desagües a fin de que se dirigieran a un canal que sacaba las aguas de Felipillo –la barriada vecina– hacia el río. Ese conducto había sido construido por PRONAVI para evitar que esa aguas afectaran a Prados del Este. El problema, según algunos entendidos, es que ese canal está a la misma altura del río. Es decir: si su caudal sube, el agua toma el camino inverso para ingresar al canal y, a través de él, a la barriada. El cambio de planes no funcionó.
Sin embargo, éste no fue el motivo de la inundación. La tormenta que se desató río arriba hizo que el Cabra comenzara a aumentar su caudal. Al bajar, se fue encajonando por la basura que transportaba. Y lo peor sucedió cuando el agua llegó a la carretera que, al estar tan elevada, funcionó como un dique. Lo que pasó después es simple: ¿Vio cuando una piscina está llena hasta el borde y un gordo se tira de panza? Exacto, la pileta se desborda. Eso fue lo que pasó, pero sin gordo ni zambullida.
Cuando el agua superó la altura de la Panamericana, generó una ola que bajó con furia hacia Prados del Este, que se inundó sin remedio. “Si te animabas a ir hasta el medio de la calle, el día de la inundación, no podías tocar el piso con los pies por la profundo que era. El agua estaba como a dos metros. Era terrible”, explica un afectado. En las casas, el agua sibió por encima del metro. No hay dudas: En Prados del Este, Acuamán estaría como pez en el agua.
Lo cierto es que los habitantes de la barriada lo han perdido todo y, a pesar de la ayuda de la sociedad, aún están lejos de recuperar la normalidad en sus vidas. Además, tienen por delante 35 años de descuentos directos de sus sueldos por casas que ya no quieren.
Por su parte, el Banco Nacional de Panamá, en este negocio, tiene en juego doce millones de dólares: cinco que le debe PRONAVI a corto plazo y siete de las hipotecas de las casas. Cómo se ve, los conflictos aún no terminan de explotar. Esta historia sigue buscando su final.