Según los informes de la Contraloría General de la República, entre agosto 2009 y agosto 2019 se crearon 479,841 empleos, de los cuales, 46,691 (9.7%) benefició a trabajadores entre los 15 y 29 años. En contraste, entre el 2004 y 2009 se habían creado 228,096 plazas de trabajo, 53,234 de ellas (23.3%) para jóvenes menores de 30 años, 14% más que las generadas en la década posterior.
A pesar de una inversión estatal superior a $15.5 mil millones en educación entre el 2008 y 2018, así como todos los programas para promover el empleo juvenil, la participación de los jóvenes en el empleo viene disminuyendo. En el 2004, era 30.6% de la población ocupada, 29.4% en el 2009, pero cayó 5 puntos porcentuales en la última década, para ubicarse hoy en 24.5%, a pesar de representar un tercio de la población en edad productiva.
En contraste con la caída en los empleos, la proporción de jóvenes buscando trabajo es hoy mayor que nunca. La población económicamente activa (PEA) de 15 a 29 años de edad entre 2014 y 2019 aumentó en 53,480 jóvenes, 46% más que la cantidad registrada en los 10 años anteriores juntos (36,732). 81% de esos nuevos jóvenes económicamente activos (2014-2019) tienen menos de 24 años, mientras que la edad promedio en los nuevos empleos pasó de 45 años (2004-2014) a 53 (2014-2019). La edad promedio del trabajador panameño es 42 años.
El desempleo juvenil a agosto 2019 (15 a 29 años) es 15%, casi 5 puntos más que la tasa de agosto de 2014 (10.3%). Pero son los jóvenes de 15 a 24 años de edad los que representan el mayor reto, muy en particular, los adolescentes. El desempleo en este tramo de edad pasó de 12.6% hace 5 años, a 18.1% actualmente, mientras que el número de desempleados aumentó en 32%.
De los jóvenes que entraron en la franja de edad entre los 15 y 24 años entre el 2014 y 2019, 2 de cada 3 busca trabajo, 1 de cada 4 encontró trabajo, 2 de cada 5 están desempleados y 3 de cada 4 no trabajan ni estudian (“nini”).
Sin embargo, son los adolescentes entre los 15 y 19 años los que arrojan las cifras más preocupantes. Basándonos en los promedios entre el 2014 y 2019, su población se aumenta anualmente en 4,606 personas, 2,130 (46%) busca trabajo y 1,062 (23%) lo encuentra. En contraste, 1,610 abandona sus estudios, 1,088 se incorpora a las filas del desempleo y 5,175 se agrega a la lista de nuevos “ninis”. En otras palabras, el número de nuevos “ninis” es cinco veces mayor al de nuevos trabajadores.
Si bien un año no hace tendencia, entre el 2018 y 2019 se dieron algunos acontecimientos que ameritan atención. Se crearon 52,040 empleos, pero sólo 1,957 (1 de cada 27) para jóvenes menores de 30 años. Hoy existen 259,748 “ninis” de 15 a 29 años, 10,307 más que en marzo 2019 (249,441) y el nivel más alto desde el 2004 (267,461).
Por otro lado, 53,397 profesionales universitarios con experiencia encontraron trabajo, principalmente adultos. 84% de quienes comenzaron a buscar trabajo en el año 2019 tienen más de 30 años de edad y 2 de cada 3 nuevos empleos beneficiaron a trabajadores mayores de 50 años, al tiempo que 12,547 jóvenes con 12 o menos años de escolaridad se quedaron sin trabajo y el sector de la construcción perdió 16,962 plazas.
De mantenerse las tendencias actuales y los esperados incrementos en la PEA, el desempleo juvenil (15-24 años de edad) alcanzará 24% en agosto 2024, 6 puntos por encima del actual (18.1%). Para reducir el desempleo juvenil un punto (a 17%) en 5 años, hará falta crear 9,138 empleos anuales para jóvenes de 15 a 24 años entre el 2019 y 2024. Hoy se crean 3,722 por año.
Con 14 mil estudiantes desertando de la educación premedia y media cada 12 meses, y a la luz de los recientes resultados de las pruebas PISA, que indican que 99% de nuestros adolescentes no sabe diferenciar una opinión de una estadística, 2 de cada 3 no comprende lo que lee y 4 de cada 5 no es capaz de realizar operaciones matemáticas básicas, las perspectivas de inserción laboral e inclusión productiva de esta población a corto y mediano plazo luce complicada.
El autor es asesor empresarial