Para la nación panameña, el mar es parte de nuestra historia y futuro, por lo que cada septiembre renovamos nuestro compromiso de conservar la vida marina. En 1998, luego de incansables jornadas de limpieza submarina y de playas, la Asociación Oceánica de Panamá, respaldada por la Asociación Verde de Panamá (Asvepa), propuso a la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) declarar a septiembre como el “Mes de los Océanos”. Desde entonces, en septiembre, se promueve la conservación de la vida en el mar con acciones de concienciación.
En 2008 y 2009 asistimos al fortalecimiento de los programas ambientales de la Universidad Marítima Internacional de Panamá. La Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (Arap) y Anam se destacan por el fortalecimiento en la conservación de los mares, y esperamos que la nueva administración muestre su compromiso con la vida marina.
La Autoridad Marítima de Panamá marcó una política de calidad en el abanderamiento de naves, al retirar la licencia del barco japonés, el Oriental Blue Bird, por transportar carne de ballena, contrario a la política de Panamá en materia de conservación de cetáceos.
El Instituto Geográfico Nacional Tommy Guardia presentó un programa para la versión oficial del mapa de avistamiento de ballenas, elaborado por Asvepa en el año 2003. Es obligante que las nuevas autoridades comprometan su continuidad, sin vuelta de hoja.
La Presidencia de la República debe hacer pública demostración de su compromiso en conservación de cetáceos, establecida en la Ley 13 del 2005 como política de Estado, en sus relaciones internacionales y a lo interno con programas de uso no letal y conservación.
El Club de Yates y Pesca no debe construir ninguna edificación ni estacionar botes por encima del nivel del mar que obstruyan el escenario marino. En Playa Bonita debe abrirse el acceso libre a las playas, y en Amador no se debe molestar a los ciudadanos que desean disfrutar del avistamiento marino. En Pedasí, en “Panamaes”, aparecen las sombrías amenazas de un “apartheid litoral”.
Ningún turista es más importante que el ciudadano panameño. Basta ya del descaro de apropiarse de los bienes públicos costeros–marinos, utilizando la poco sustentable excusa de la “seguridad y privacidad”, como si el resto de los ciudadanos fuéramos de segunda.
El Gobierno debe cumplir el espíritu de la Constitución Política, evitando innecesarios rellenos en el mar y costas, su venta y obstrucción al libre acceso público y disfrute pacífico del bien escénico. También es necesario terminar con la minería de corales, la venta de huevos de tortuga y aleteo de tiburones. Se requieren políticas de cero descarga de basura, aguas servidas y sustancias químicas a los cuerpos de agua.
Nuestra propuesta para leyes de la república son: políticas cero contaminantes, prohibir toda descarga contaminante y de basura a los cuerpos de agua; Ley de las Compensaciones Verdes Verticales; Adecuadas servidumbres hídricas y libre acceso; establecer un Corredor Ecológico Interamericano; conservación de los bosques: área metropolitana Panamá-Colón–CCP–Capira–Pacora; establecer un cordón agrosilvopastoril de protección de los cuerpos de bosques naturales; y prohibir el tránsito de materiales radioactivos por la República de Panamá.
En septiembre, mes de los océanos, los invitamos a participar en las limpiezas submarinas y de playas; exigir hoteles y viviendas amigables con el ambiente; preferir los productos orgánicos y alternativas biodegradables; exigir equipos que usen combustibles que sean cero contaminantes; reforestar con especies diversas y a disfrutar del avistamiento responsable de ballenas.
¡La naturaleza vale más viva que muerta!