Es cierto, los pueblos no se alimentan de constituciones, como lo expresa el ministro Papadimitriu, sin embargo, para lograr un desarrollo social y económico pujante en las sociedades avanzadas, tuvieron antes que aceptar que es necesario edificar un gran portal o contrato social blindado contra los caprichos de los hombres fuertes y oportunistas de la política.
Las arbitrariedades en las que incurrió el Órgano Legislativo en el affaire de la Ley 30, que explotó en Changuinola, es consecuencia indudable de que los tres poderes del Estado siguen prisioneros bajo un solo puño, ¡esta vez el del Sr. Presidente! El momento de corregir este vicio de arrastre es ¡ahora!, tal como usted se comprometió en su campaña electoral.
Por otra parte, no se percibe en las principales fuerzas de oposición como el PRD, el panameñismo, Unión Patriótica, Molirena, etc., etc., que aspiran al triunfo en 2014, una verdadera vocación de engrandecer la patria, ni determinación ni coraje político para redactar un “nuevo contrato social constitucional”, que introduzca una convivencia más humana y respetuosa en la relación Estado ante pueblo. Es decir, para que todos los hijos de este país tengan acceso a las riquezas y bienestar del desarrollo y crecimiento nacional. Nunca tendremos un verdadero Estado democrático ni habrá seguridad ciudadana mientras existan panameños con los estómagos vacíos. ¡Desarrollo económico sin pan, no es desarrollo … las balas no quitan el hambre!
Decía, son fuerzas de oposición numerosas, en efecto, pero acostumbradas a nutrirse del presupuesto nacional, como su plan de gobierno. Son partidos políticos exhaustos y obsoletos, cuyos fundadores ya partieron y, con ellos, la mística patriótica. Grupos que han perdido la inspiración para liderar cambios sociales novedosos y profundos, y cómo distribuir el peso de la pobreza entre todos los panameños. La pelota está de su lado, Presidente, y el gol al frente.
Quizás podría darse el “reimpulso” que la Nación demanda con urgencia en otras fuerzas políticas emergentes, aún juveniles pero con potencial para agigantarse en corto tiempo. Recuerde Sr. Presidente, lo expresa así uno de los que propiciamos la democratización del país, en 1983, por vía de un referéndum reformador de la Constitución.
El Dr. Arnulfo Arias, quien nos apoyó en aquellas reformas de 1983, hace 28 años, exclamó en la intimidad: “La próxima generación de políticos, que terminen de perfeccionarla”.
Medite sereno: “donde los poderes no estén separados no existe Constitución, y donde ésta no existe, no hay democracia; además, en los gobiernos democráticos sólidos y estables, debe prevalecer el ejercicio perpetuo de las instituciones y leyes, no hay espacio para hombresfuertes. Cuando pueblos como el panameño se defraudan, al comprender que no están representados en la Asamblea Nacional ni en la Corte Suprema ni en el Ministerio Público y, de repente, amanecemos como rehenes de una cúpula política como la actual, entonces se rebelan, cierran calles y tiran piedras. Otros buscan el camino de violentar las leyes que otros privilegiados le han negado.
No puede ser que la voluntad única del Presidente sea la que designe a todos los poderes del país. ¿Dónde está el balance y el contrapeso del sistema, Sr. Presidente? Solo un mandatario prisionero del poder incurre en un gesto de soberbia, al expresarse de manera tan desconsiderada de la comisión evaluadora de los sucesos de Changuinola. ¿Insiste en desconocer que es usted el principal responsable del desastre de Changuinola, Sr. Presidente? Además, la decapitación por el Ejecutivo para usurpar y controlar hasta la administración de justicia en el país, de la procuradora Gómez, dama honesta y prestigiosa, es el más reciente ejemplo que deja al descubierto la vulnerabilidad de nuestra democracia. Sin embargo, al procurador de la Administración, Oscar Ceville, quien preparó el cadalso para ejecutar a la Sra. Gómez, por un caso similar pero con agravantes, el procurador Giussepe Bonissi le guiñó el ojo y pasó agachado. ¿Díganos por qué esas cosas suceden ante sus propias barbas?
Otro abuso de poder es la decisión inconsulta de invertir 2 mil millones de dólares para comprar los corredores con dineros del Fondo Fiduciario, de la CSS y de accionistas privados. Lo anterior, con la fianza o el aval del Estado, lo que es otro acto de corrupción administrativa por el abuso de poder y la anuencia de la contralora de Bianchini y el ministro Vallarino.
¿No sería preferible que sea del todo un negocio de accionistas privados y sin el aval del Estado? ¿Díganos, por qué esta operación extraordinaria no ha pasado por la Asamblea? ¿Cuándo la ex presidenta Moscoso devolverá el patrimonio nacional de Punta Mala?
Ahora veamos si realmente el Sr. Presidente “camina con los zapatos del pueblo”, en su lugar descartaría de un solo tajo el artículo 313, que sugiere a la Asamblea Nacional como la herramienta principal para introducir reformas de gran calado a la Constitución, un grave error político. El padre del constitucionalismo nacional, Dr. José Dolores Moscote, sembró la siguiente nota de precaución cuando de reformas constitucionales se trata: “Porque este contrato social no puede quedar a la disposición de los poderes que deben su existencia al mismo; sería contradictorio que la obra del poder constituyente (el soberano), esté sujeta a lo que disponga el poder constituido”.
Sr. Presidente, la prudencia y coyuntura histórica sugieren recurrir al artículo 314 y convocar a elecciones nacionales para escoger a los 60 constitucionalistas que integrarían la Asamblea Constituyente Paralela, o no referirse más a este tema.