A escasas dos semanas de celebrarse el referéndum sobre la aprobación o no del tratado de libre comercio firmado entre Centroamérica y República Dominicana con Estados Unidos, y con la reciente renuncia del vicepresidente de la República y ministro de Planificación, Kevin Salas, las encuestas marcan un virtual empate tanto para las tendencias del "Sí" como para el "No". La más reciente encuesta realizada por el diario costarricense La Nación, muestra que un 49.1% de los electores votaría por el "Sí" al tratado, mientras que un 46.3%, votaría que "No"; señalando un margen de error del 3.4 puntos.
Hay que indicar que dicha encuesta fue realizada entre los días 12 al 18 de septiembre de 2007, después que se divulgara un memorando escrito por el entonces vicepresidente de la República y ministro de Planificación, dirigido al mandatario costarricense, Oscar Arias, donde da recomendaciones para aplicar en la campaña a favor del "Sí". El vicepresidente renunció a su cargo, así como al de ministro, el pasado sábado 23 de septiembre, con el fin de no entorpecer la campaña a favor del TLC. ¿Pero qué tan conveniente es para Costa Rica, que aprueben o no un TLC con Estados Unidos?, la respuesta la tienen los propios costarricenses, y es que en la actualidad los servicios públicos se encuentran monopolizados por el Estado; tal es el caso del ICE ( Instituto Costarricense de Electricidad y de Comunicaciones) el AyA ( Acueductos y Alcantarillados), el INS (Instituto Nacional de Seguros).
Estas instituciones cumplen un importante papel dentro de la comunidad costarricense, ya que brindan servicios públicos a un bajo costo.
Podría señalar que es el único país de Latinoamérica, donde los servicios públicos aún se encuentran en manos del Estado, lo que demuestra un nacionalismo propio de admirar.
Aquellas personas que apoyan el "Sí" consideran necesaria la aprobación de un TLC con Estados Unidos, debido a que esto aumentaría la economía de su país, así como brindarle un mejor servicio a los costarricense, ya que de no aprobarlo, dejarían de ser un país competitivo ante la inversión extranjera; mientras que los que apoyan el "No" señalan que el principal temor que tienen, es que aquellos servicios que son estatales, pasen a manos de las empresas privadas; lo que provocaría un aumento en el costo de esos servicios. De igual forma, el sector agrícola está preocupado, porque considera que podría tener una gran desventaja dentro del mercado estadounidense.
Solamente me queda señalar que la última palabra la tiene el pueblo costarricense... la decisión está en sus manos.