El Decreto de Gabinete No. 9 de 9 de marzo de 2009 (Gaceta Oficial No. 26237) que crea, con el Estado como garante, el Programa de Estímulo Financiero (PEF) por mil 110 millones de dólares, señala como objetivo estimular el otorgamiento de nuevos créditos dentro del sistema bancario. Agrega que la vigencia de estos créditos será de carácter temporal, y que el programa no ha de entenderse como un plan de rescate o subsidio financiero a sectores específicos de la economía nacional.
Para confirmar este último punto, el recién nombrado Consejo Directivo del PEF debe aclarar algunas cosas: 1. ¿Qué debemos entender por “nuevos” créditos? 2. ¿Cómo y a qué plazos se han de determinar las temporalidades de esos nuevos créditos? 3. ¿Cuáles “inversiones productivas que hayan comenzado su ejecución desde el 1 de junio de 2008” tendrán acceso a estos créditos? y 4. El alcance de la frase “capital de trabajo que cubra necesidades para continuar o ampliar su operación en el corto plazo”. Así sabrá el país si el PEF es un sistema jerarquizado de prioridades sectoriales para articular el desarrollo nacional hacia el futuro, o si en la práctica terminará convirtiéndose en salvavidas de empresas con problemas.
En la actual crisis mundial, asegurar el crecimiento económico y mantener el empleo de largo plazo son objetivos que todos deseamos procurar; pero esto no se receta con vaguedades. Si lo que tenemos en ciernes no es un programa de subsidios o de rescate financiero (razón esencial enunciada en el decreto ejecutivo), entonces éste no se puede formalizar en forma tan abierta. Y entre las cosas por aclarar está una información supuestamente emanada del Ministerio de Economía y Finanzas hace algunas semanas en el sentido de que los fondos serán destinados a “financiar carteras”. Hay muchas imprecisiones, y sería un claro despropósito dejar abierto el camino para que los créditos anunciados sean utilizados para, por ejemplo, remediar deficiencias financieras del sector inmobiliario o de otros segmentos de la economía que estén en riesgo.
De suceder esto último, el PEF quedará reducido a una muy costosa burla al país. De ser verdadero el objetivo que apuntábamos al principio –conservar el empleo de las grandes mayorías nacionales y mantener cierto crecimiento económico– es de primordial importancia financiar la creación de más pequeñas y medianas empresas; apoyar a compañías generadoras de nuevos empleos; ofrecer más créditos para la compra de materia prima e insumos; invertir en infraestructuras para producción y mercadeo y conceder adelantos especiales a los exportadores que tengan ventas en firme (“estímulos económicos”, les llaman).
No hay duda de que éstos sí son instrumentos importantes para dar alas –con efectos inmediatos– a los actores de la economía en los ámbitos que nuestro país necesita conservar o fomentar.