Juan A. Magallón E.
Definitivamente, y coincido con usted, de que en momentos beligerantes las personas sacan sus verdaderas raíces, y en su caso, son las arnulfistas. Toda la vida la observé muy apegada a las convicciones democristianas, sin embargo, su mente reaccionaria no pudo soportar que dos partidos totalmente contradictorios, coincidieran en un proyecto por el bienestar nacional y fue entonces, cuando con lágrimas de cocodrilo se negó a aceptar lo que era del bien de todos.
Usted con su pensamiento no puede herir a ningún miembro del PRD, sin embargo, sí hiere día a día a quienes le confiaron los destinos de su corregimiento rechazando toda iniciativa positiva que tenga a bien el jefe de la comuna capitalina promover, por el gravísimo hecho de que no es de su partido, anteponiendo sus intereses personales a los comunes.
Su miopía política no le permite ver más allá de lo que pueda producir su imaginación por lo que le explico: En la última encuesta presentada con relación al tema de los magistrados, el 65% de los encuestados NO estuvo de acuerdo con los nombramientos, y lo que usted observó en el discurso de la presidenta del PRD, no fue más que el desborde de tristeza e impotencia al observar que el verdadero árbol torcido (con el que usted tiene excelente y estrechas relaciones) no solo no se endereza, sino que ahora vuelve a las prácticas de coacción y soborno para lograr saciar su avaricia de poder y de la manera más descarada, comprobada con la presencia de los lobos sin piel de oveja que observaban sarcásticamente el desarrollo de la votación confiados en que millones matan conciencias.
Yo también recordé a la Balbina Herrera valiente e inflexible que se opuso a que usted y Mayín, recibieran al sátrapa George Bush y celebraran el crimen de miles de panameños.
Dios los crea y ellos se juntan; ahora resulta que usted coincide con las palabras de Fito y no me cabe la menor duda de que dentro de poco harán un gran equipo; favor que nos hace, porque dentro del nuevo liderazgo del PRD ese tipo de personajes no cabe.
Afortunadamente, y por el bien de nuestra agrupación, estoy seguro de que ninguno de nuestros miembros comparte sus pensamientos y preocupaciones, puesto que la consideran descalificada para emitir concepto alguno sobre la democracia interna y el tipo de dirigentes que conduce nuestro partido: ¡Pobre de Panamá! si las autoridades como usted dan más importancia a un discurso que a un acto de corrupción descarado.
