La Ley No. 9 de 2000 declaró el 30 de mayo de cada año como día de Conmemoración de la Etnia Negra Nacional, que debe celebrarse en todo el territorio del país con el objetivo de resaltar los valores y aportes a la cultura y al desarrollo.
Ese paso, correcto, conduce al reconocimiento de la significativa contribución, en todas las esferas de la acción sociocultural del negro en el forjamiento de la panameñidad.
En definitiva, aun cuando pueda negarse su aporte, puesto que la exclusión todavía es materia presente, sin duda alguna el negro ha sido un referente muy importante de la historia nacional, igual que lo han sido otros sectores de la población también relegados por las políticas diferenciadoras. Estas buscan construir en la mente del panameño que el país fue hechura de otros, los “blancos”, y que el negro tuvo una presencia circunstancial en Panamá no originaria.
Esto, por lo tanto, lo conduce a una posición subordinada cuando se hacen los balances históricos, tanto en Panamá como en el resto de América.
Ahora bien, en el año 2013, la Organización de Naciones Unidas proclamó el Decenio Internacional de los Afrodescendientes 2015-2024, desde luego, con la finalidad de reconocer y proteger los derechos humanos del negro americano, lo que evidencia una toma de consciencia frente a realidades adversas en contra de esta población.
Se señala, con alguna propiedad, que alrededor de 200 millones de afrodescendientes residen en el continente americano, según datos de este organismo internacional, y que ellos tienen “el acceso limitado a la educación, a la vivienda y a los servicios médicos”.
De allí entonces que la celebración del Día de la Etnia Negra (no el mes), es un espacio valiosísimo para enlistar los nombres y las contribuciones de hombres y mujeres negras, tan panameños como el que más, y para rememorar una historia ocultada a propósito porque no conviene a ciertos fines decir que la negritud también hizo patria.
La celebración del Día de la Etnia Negra no debe ni puede reducirse a la estridencia ni a la extravagancia. La fiesta a realizar es sobre las reflexiones del pasado y presente de los negros panameños, que conduzca a “la inclusión plena de la población afropanameña”. Se trata de la lucha para que se incorpore al currículo educativo la historia del negro en Panamá, porque, por ejemplo, hacer historia colonial con la exclusión del fenómeno de la esclavitud y del cimarronaje es sesgar la misma.
No cabe duda que llegar al estado de conciencia sobre el significado del ser negro y lo que ha significado (sin desmedro de otros grupos) no es tarea fácil. En Colón, en donde hay una importante cantidad de negros, la celebración del Día de la Etnia Negra no ha logrado sensibilizar de verdad a la población. Todo se limita a las actividades insustanciales y triviales en escuelas, colegios y universidades.
Causó extrañeza la mención –en un momento– de Armando Fortune, durante una presentación, y un colega educador del Centro Regional Universitario de Colón que se refirió, a modo de mofa, al cuerpo directivo, integrado por negros colonenses.
