No cabe duda de que en la actualidad nos gobierna un joven presidente con magníficas cualidades humanas y desvelo legítimo por impulsar el desarrollo de nuestro pueblo hasta liberarlo del marasmo del subdesarrollo y la pobreza. Igualmente, es justo reconocer que le acompaña un equipo de gobierno integrado por profesionales inspirados que hacen una combinación de juventud y experiencia egresados de los "Teams de Omar y Martín", con calificaciones que, aunque no sobresalientes, sí hacen un buen promedio. Luego entonces surge la pregunta: ¿qué le ocurre al Gobierno que ha caído en el vicio de administrar el país de crisis en crisis?; ¿por qué siempre llegan tarde y cuando lo hacen no es con sus mejores cuadros políticos para la misión específica?; ¿dónde quedó la promesa de la estrategia para el desarrollo nacional antes del referéndum?, ¿o solo fue un cebo de pesca para el "sí"? ¡Insiste el Gobierno en apostar su suerte y destino solo en el ensanche del Canal!
Igual como sucedió con los educadores se repetirá con los jubilados: tendrán que aceptar el aumento; no hay fuerza moral para negarlo, empero, la reacción a destiempo de las autoridades cuando ya el problema se ha hecho crisis, sazonadas además con declaraciones imprudentes y propuestas fuera de la realidad nacional como si fueran gobernantes de suizos, belgas o noruegos, dejan, aun autorizando el aumento, un saldo de costo político negativo a consecuencia de ofensas y humillaciones a la dignidad de estos humildes servidores ya en las postrimerías de su existencia.
Señores presidentes, ¿quién puede comprar la tesis de que no hay recursos, cuando se evidencian los hechos de corrupción como el subsidio millonario a los partidos políticos; el despilfarro estéril de varios millones para sostener el "santuario y refugio para políticos desplazados" en el Parlacen? ¿Cómo convencer a ese 40% de pobres con acceso a una sola comida diaria, que viven entre las inmundicias de que no hay plata, cuando todos sabemos que 300 familias de la oligarquía gubernamental devengan en concepto de salarios anualmente un total de B/.40 millones de nuestros impuestos, precisamente la misma cantidad para cubrir el aumento de B/1.00 diario para 175 mil jubilados panameños? ¿Cuándo vamos a diseñar una distribución de la riqueza verdaderamente "torrijista" y con justicia social con perfil cristiano? La tendencia de los gobernantes emergentes en América es rebajarse los salarios y eliminar privilegios, ¿qué esperan nuestros gobernantes?
Vistas las cosas con el pragmatismo que obliga la realidad de los acontecimientos, parece sensato sugerir al presidente Martín Torrijos hacer un alto con su equipo de gobierno para ajustar sus cabalgaduras; rectificar el rumbo y encender las luces largas para poder llegar al 2009 de pie y no de rodillas; ¡a menos que hayan decidido desde hoy perder las elecciones del 2009 sin dar siquiera una honrosa batalla! ¡Cuándo se pondrán en la práctica los consejos de coordinación en las barriadas marginadas y paupérrimas de la capital?; ¿por qué solo en provincias?; ¿dónde está el balance? Sin pretender demeritar el liderazgo, inteligencia y tesón del dirigente de los jubilados independiente, Sr. Eladio Fernández, el Gobierno debe reconocer que este dirigente los ha situado en "jaque" y con la opinión pública de su lado, ¿qué necesidad había de ello?; ¿cuántos otros Eladios y situaciones de jaque están aún en el devenir nacional?