Gracias al boom inmobiliario, el inicio de la ampliación del Canal de Panamá y a la fuerte inversión extranjera la economía panameña registró un aumento del 9.5% en el año 2007, el más alto de toda América Latina y el Caribe. Sin embargo, en materia cultural, no corremos con la misma suerte.
En la Sección de Economía y Negocios de este diario (14 / 12/2007), Pág. 61A, leí un artículo de gran interés, en el que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presenta un balance preliminar y menciona a Panamá, como el país que lideró el crecimiento económico en toda la región (9.5% en 2007), algo que para mi persona fue de mucho agrado conocer y que es el resultado de las diversas políticas económicas que fueron ejecutadas por los diferentes gobiernos desde 1990.
Sí, es cierto que existe un boom económico en nuestro país y que esto trae como consecuencia el auge de turistas e inversionistas que consideran a Panamá como un destino atractivo para invertir y conocer, pero somos también conscientes de que hace falta un boom cultural y esto implica no solo la cultura del panameño, sino también los valores, los modales, el respeto, la responsabilidad, la puntualidad, el orden y el dejar a un lado el "juega vivo". Son algunos de los cambios que, de una u otra manera, el panameño debe adoptar de manera obligatoria.
Otro aspecto de vital importancia es el referente a la lectura, y es que muchos panameños prefieren ver un programa de televisión, antes que leer un libro (sin importar el contenido, ni el autor). Aunque muchos países en América Latina no corren con nuestra suerte en materia económica, su cultura está más avanzada que la nuestra. Entonces ¿Por qué estamos educando a los panameños sin ningún interés cultural, ni valores? Considero que el primer paso para enmendar esta falta no solo debe darlo el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Educación, sino nosotros mismos en nuestros hogares, con nuestros hijos, para que se convierta en una costumbre positiva.
Sabemos que los cambios no se darán de un día para otro, pero tenemos que ser conscientes de la necesidad de hacerlo, por el bien de Panamá y de las futuras generaciones. La decisión está en nuestras manos.