Todos con el Hospital Santo Tomás



La primera mención escrita del Hospital Santo Tomás (HST) data del 11 de abril de 1703, cuando se describe como una residencia para enfermos desahuciados, en una carta escrita por Juan de Argüelles, el obispo de la ciudad de Panamá, dirigida al rey Felipe V de España.

El 1 de septiembre de 1924, un nuevo conjunto de edificios fue construido en su ubicación actual, en la Avenida Balboa, bajo la administración del gran presidente Dr. Belisario Porras, quien quería ofrecer al país un hospital nuevo y moderno, construido según los estándares de la época, con edificios hermosos y áreas verdes. La oposición política del presidente Porras –como siempre los malos políticos– criticó el proyecto, llamándolo el elefante blanco, porque opinaba que era muy grande para un país tan pequeño. El tiempo le dio la razón al presidente Porras.

El Hospital Santo Tomás es hoy el centro de referencia para toda la población adulta no asegurada del país, con atención primordial de III y II nivel para el área metropolitana. Es centro de docencia médica, de enfermería y profesiones afines en las ciencias de la salud, con adiestramiento de pre y posgrado. Ofrece una amplia gama de servicios médicos y quirúrgicos generales y especializados, centros diagnósticos, consulta externa y hospitalización con cerca de 2 mil trabajadores a todos los niveles.

No olvidemos que adyacente al HST se yergue el Hospital del Niño, ambas instituciones forman un complejo médico de primer orden en la historia y en la salud de los panameños, con un impresionante número de personas que diariamente acuden a trabajar o recibir atención médica y que utilizan todos los espacios existentes en ambas instalaciones.

El modelo del Patronato del Hospital Santo Tomás ha sido un ejemplo en cuanto a manejo administrativo, dejando fuera de su ámbito el factor político directo. Según la Ley No. 4, de 10 de abril de 2000, se creó el Patronato del Hospital Santo Tomás, y en el capítulo I se define como “entidad de interés público y social sin fines de lucro, con personalidad jurídica, patrimonio propio y autonomía en su régimen administrativo, económico, financiero y funcional” y se agrega, en el artículo 3 del mismo capítulo, que “El Patronato tendrá como objetivo (administrar, conservar y proteger las instalaciones del complejo hospitalario denominado Hospital Santo Tomás) –lo que va entre paréntesis es mío–, los bienes que integran su patrimonio y los bienes a él confiados. En el artículo 19 de la presente Ley, en su punto 6 se agrega que el Patronato debe “Administrar, custodiar y proteger su patrimonio y los bienes a él confiados, así como propiciar el uso racional de sus recursos, considerando la conservación del medio ambiente”.

Ya se inició la destrucción de la sede de la antigua Embajada de Estados Unidos, por lo que la “torre financiera” va, a pesar de viento y marea. Pero el pequeño gran detalle es que esa torre no tiene espacios disponibles en sus alrededores y lo más fácil será quitarle terrenos al HST.

En un escrito del reconocido arquitecto Rodrigo Mejía Andrión (La Prensa 20/4/2011), él comparte que el Gobierno ya solicitó al Patronato del HST derribar un costoso edificio en el que se almacenan todas las vacunas del país, así como sus jardines para estacionamiento.

Urge que el patronato reafirme su mandato legal, como salvaguarda del HST, con el respaldo de Patrimonio Histórico, los clubes cívicos, las asociaciones médicas, los defensores de derechos humanos, médicos y enfermeras, personal de salud, administrativos y de la población en general, en defensa de la primera institución de salud del país. Contribuyamos a salvarla de los depredadores, cuyo ánimo de lucro no se mide ante nada.

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