CARENCIAS

Hospitales universitarios, ¿chiste?

Desconozco si la idea de otorgar tres nosocomios estatales a la Universidad de Panamá surgió de una trasnochada conversación política, una improvisación académica o una agenda clandestina que busca poder, protagonismo o negocio. Sólo basta con entrar al recinto universitario y observar la operatividad de los salones de clases, los dispositivos audiovisuales, las cafeterías, los equipos de laboratorios o los inmobiliarios, para percatarse de la notoria deficiencia administrativa de nuestra primera casa de estudios. Convendría empezar por corregir las anomalías existentes antes de experimentar rumbos novedosos. Curiosamente, además, ahora que discutimos ampliamente la unificación eventual del despilfarrador sistema bicéfalo que tenemos, la incorporación de otra entidad rectora produciría un monstruoso enredo de tres cabezas en el sector sanitario público. Una gamberrada.

Si lo que se intenta es emular el modelo estadounidense o europeo de hospitales universitarios, correspondería adentrarse en sus intimidades. En esos países, numerosas instituciones médicas están vinculadas ogestionadas por facultades de Medicina, no necesariamente por la colegiatura entera. Gran parte del cuerpo docente, aunque participa activamente en la atención de pacientes, dedica mucho tiempo laboral a la enseñanza e investigación científica. De hecho, el prestigio de dichos establecimientos se basa en la calidad de los ensayos conducidos y publicaciones generadas. Nuestras universidades no disponen, todavía, de una masa crítica de profesionales con las características mencionadas para enfrentar, con garantías, esta enorme odisea académica.

En la actualidad, aunque con múltiples carencias, sólo cinco centros médicos son aptos para aspirar a la categoría docente. Los nosocomios del Santo Tomás, Complejo Metropolitano, José Domingo de Obaldía, Hospital de Especialidades Pediátricas y Hospital del Niño tienen amplia experiencia en enseñanza y creciente desarrollo en investigación epidemiológica o clínica. En estas instituciones, se imparte entrenamiento a un vasto repertorio de estudiantes y profesionales jóvenes del sector salud, procedentes de la universidad nacional, de tres escuelas privadas (Latina, Columbus, Ulacit) y de entidades foráneas. Como lo ideal es lograr la excelencia de todos estos panameños, para beneficio de los habitantes del país, no debe darse ninguna preferencia en la admisión y adiestramiento de los alumnos, independientemente del lugar de formación.

No me opongo a que haya verdaderos hospitales universitarios en Panamá, administrados por facultades públicas o privadas. La implementación, empero, debe ser muy gradual, iniciándose con un plan piloto en un nuevo sanatorio que cuente con todas las especialidades y esté diseñado bajo estrictos parámetros de academia e investigación. Estos estándares deberán ser similares o mejores a los ofrecidos en los dispensarios docentes ya existentes, para que los estudiantes no tengan asimetrías importantes en su capacitación. Las universidades involucradas deben pagar salario a todos los funcionarios que se dediquen a la docencia de sus alumnos y no sólo a los jefes de cátedras. Pese a que muchos transmitimos conocimientos por vocación y responsabilidad, sin cobrar un centavo, la mejor forma de supervisar y exigir calidad es otorgando honorarios dignos por cada clase o tutoría asignada.

Siempre he sostenido que los galenos locales están mal pagados, particularmente aquellos que cumplen cabalmente con sus obligaciones, horarios y turnos. Los directores del Minsa y la CSS deben buscar fórmulas financieras ingeniosas para incrementar los emolumentos de los facultativos, honrando años de estudio, esfuerzos laborales y responsabilidades vitales. Una manera de lograrlo sería que una porción del sueldo sea cubierta por la entidad gestora para las labores de atención, otra por la universidad para las labores de docencia y otra por los financiamientos de investigaciones conseguidas por el médico, mediante patrocinios internacionales (institutos académicos, fundaciones, empresas farmacéuticas) o locales (Senacyt, compañías privadas, donaciones).

Un concepto vital que debemos inculcar a los doctores futuros, especialmente en esta era de rápida, extensa y cambiante información, es que ya no se estudia una carrera para ejercerla toda la vida sino que se estudia toda la vida para ejercer una carrera.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Naviferias 2025: el IMA anuncia horarios y lugares del 15 al 19 de diciembre. Leer más
  • CSS anuncia pago de pensiones y bonos especiales a jubilados el 19 de diciembre. Leer más
  • Del poder a los tribunales: los casos que cercan a altos funcionarios del gobierno de Cortizo. Leer más
  • Gobierno anuncia acuerdo sobre salario mínimo: así quedarán algunas tasas por regiones. Leer más
  • Emiten alerta epidemiológica por aumento de influenza A en la región. Leer más
  • El rol de Ramón Carretero en el envío de petróleo venezolano a Cuba. Leer más
  • Sábado picante: Una pobre víctima. Leer más