Los cazadores japoneses de ballenas han lanzado un alarido de guerra en su zarpe, desde Shimonoseki, dispuestos a matar a mil cetáceos, entre ellas 50 ballenas fin, 50 jorobadas y 850 minke. Los diarios de Japón destacan en sus primeras planas las censuras recibidas de parte de la comunidad internacional. Diversos países conservacionistas han pronunciado duras críticas en contra y se esperan acciones de la sociedad civil ambiental y de los gobiernos en todo el mundo.
La Asociación Verde de Panamá y otros ambientalistas, agrupados en el Foro de la Sociedad Civil Ambiental y afines, enviará a la Asamblea una solicitud para que se pida al Ministerio de Relaciones Exteriores que presente una carta de protesta ante la Embajada de Japón, toda vez que entre las ballenas puede haber muchas nacidas en aguas jurisdiccionales panameñas.
Numerosos poblados costeros e insulares derivan sus ingresos del avistamiento de ballenas, en especial de las jorobadas, sus cantos y acrobacias atraen a cientos de miles de ecoturistas. Entre más ballenas cace Japón, habrá menos probabilidades de avistamiento y, por lo tanto, menos ingresos para amplios sectores de la población.
Se calcula que en Panamá el avistamiento puede generar ingresos de al menos 100 millones de dólares, por año, pero para ello es menester enviar mensajes conservacionistas. Nuestro país debe asumir el liderazgo regional para la protección de las ballenas, de allí que se requiera un firme pronunciamiento de nuestros gobernantes.
En otra vertiente de las amenazas contra los cetáceos, un barco japonés con bandera panameña, el Oriental Bluebird, se dedica a transportar los productos de la cacería. Se ha comprobado que no está autorizado por el Comité Ballenero Internacional (CBI) y que debe estar realizando operaciones contrarias a las políticas de Panamá, puesto que a todo barco abanderado en nuestro país se le obliga a cumplir con la Constitución y las leyes del país. En los próximos días presentaremos la denuncia formal ante las autoridades y los tribunales respectivos.
La sociedad civil ambiental, grupos y personalidades, manifestamos total repudio a la reanudación de la cacería de ballenas. A pesar de que en la reunión del CBI –celebrada en Anchorage, Alaska en junio 2007– una amplia mayoría de países se reafirmó por el conservacionismo de cetáceos, en contra de la caza y a favor del uso no letal. Japón desafía al mundo y se burla de las directrices de la comunidad internacional, por eso consideramos acciones, entre ellas la de utilizar la "chequera ciudadana" para preferir productos fabricados fuera de los países cazadores y sus cómplices.