Comenenal quiere decir Comisión Médica Negociadora Nacional. Este servidor como representante del medio ambiente y recursos naturales en la Mesa de Salud, alternó con otros profesionales, prestigiosas damas, caballeros especialistas en carreras afines a la salud, además de los médicos que representaban a distintos gremios agrupados en la Comenenal, antes de que se declararan en rebeldía ¡no todos! y desertaran del esfuerzo conjunto con otras 38 organizaciones que integramos todavía esta importante Mesa para la Salud del pueblo panameño.
En mi modesta apreciación percibí en ellos un elevado perfil profesional, ímpetu propio de la juventud, esmero, devoción, gentileza y caballerosidad. En aquellos meses del año pasado ellos estaban confrontados con el Gobierno, a través de una huelga, en procura de reivindicaciones salariales, y la mesa se hizo solidaria con sus aspiraciones por ser precisamente justas.
Como bien es conocido, la Comenenal logró sus propósitos de mejoras salariales y sus miembros permanecieron junto a las demás organizaciones en la mesa, aportando ideas y discusiones de contenido valioso, para estructurar el documento final que elevamos recientemente al Órgano Ejecutivo y sometemos en la actualidad a plena divulgación para dar a conocer a la ciudadanía los avances novedosos propuestos por la acción racional e inteligente de la “coordinación e integración” (no unificación), de los recursos nacionales disponibles, para garantizar una cobertura universal de salud de primer mundo al pueblo panameño de manera gratuita, ¡sin canibalizar ni perturbar o saquear los recursos económicos y patrimonio de la CSS!, proyecto que titulamos: “Propuesta de anteproyecto de ley para la transformación del sistema público de servicios de salud de Panamá”.
Mientras, retornando al transcurrir de tiempos pasados e inmerso en el vientre de la mesa y su dinámica de trabajo, sí pude percibir en estos médicos activistas de la Comenenal –no todos por supuesto– ciertas secuelas, síntomas de auto aislamiento, resquemores y heridas abiertas como consecuencia de la confrontación aún fresca con las autoridades de salud durante la huelga, que derivaron en actitudes con innegables aderezos políticos, en unos más, en otros menos.
Luego y sin mediar disgustos o desavenencias derivados del calor de los temas sobre el documento, más bien imperaba la cordialidad y armonía, ¡por casualidad o calculado así! Al día siguiente de los disturbios en la ciudad de Colón entre la fuerza pública y militantes del Suntracs, donde perdió la vida uno de sus dirigentes, y el Gobierno como consecuencia lógica sufrió un severo desgaste político por lo injustificado, burdo y estéril de aquél lamentable suceso, la Comenenal no solo nos abandonó sin siquiera un adiós de amigos y compañeros de tan noble esfuerzo durante un año, sino que a partir de su deserción se situó en la acera de enfrente a tirar piedras sobre nosotros y los avances del proyecto, en el que ellos también habían sembrado semillas de sus conocimientos y prestigio profesional...
Piedras lanzadas a su propio tejado por todos los medios de comunicación a su alcance, mediante una poderosa maquinaria de propaganda y tentáculos nacionales, que no dejaron oxidar desde la huelga pasada.
Si usted, respetable lector, me pregunta... ¿A qué se debe esta extraña actitud de un gremio que goza de aprecio tradicional de nuestra sociedad, los médicos? Tendría que responderle... ¡A heridas aún abiertas que no permiten cicatrizar los tiempos de política, además, combinado con la intención de enrarecer el ambiente pre electoral!
Por otra parte, porque están ensimismados en demasía, lo que les hace creer que merecen estar situados entre Dios y nosotros los humanos, como intermediarios sagrados y dueños de nuestras vidas.
Incurren en la soberbia, al expresar, que solo ellos están calificados para diseñar y elaborar el nuevo modelo del servicio de salud que debe regir, ya que predomina la mediocridad del conocimiento en la mesa; de lo contrario ¡organizan otra huelga!, en la que los perjudicados serían las clases más necesitadas y humildes de la sociedad.
El autor fue comandante de la Guardia Nacional y es miembro de la Mesa de Salud
