Los impactos de las crisis superpuestas del alza de los precios de los alimentos y la crisis financiero-económica todavía deberán perdurar por un tiempo, aunque ya hayan señales visibles de recuperación económica. La Cepal recordó recientemente que le costó 24 años a América Latina para restablecer los indicadores sociales previos a la crisis de los años 80, y 12 años para aquellos relacionados al desempeño económico.
En lo inmediato, tal vez la señal más positiva sea la renovación de las agendas multilaterales frente a los desafíos que se agigantaron. El más urgente, el hambre, rige la rutina diaria de más de mil millones de personas en todo el planeta.
La FAO presenta una propuesta para revertir ese panorama que puede ser leída en http://www.fao.org/news/story/es/item/29219/icode/. Sus directrices incluyen una nueva estructura de gobernanza para la seguridad alimentaria, mayores inversiones públicas y privadas para apoyar la agricultura en los países en desarrollo; el fortalecimiento de la institucionalidad a nivel local e internacional; la producción agrícola ambientalmente sustentable; acciones de adaptación al cambio climático y de mitigación de sus efectos; la creación de mecanismos que permitan una rápida reacción ante las crisis alimentarias; y la necesidad de concluir satisfactoriamente la Ronda de Doha y de enfrentar la especulación y la inestabilidad de los mercados financieros y sus efectos sobre la seguridad alimentaria.
Este no es un debate para gabinetes. La propuesta de la FAO es una carta abierta a la discusión por parte de gobiernos, instituciones internacionales, consumidores, productores, académicos y la sociedad civil. De estas discusiones emanarán propuestas que serán llevadas a la Cumbre Mundial de la Alimentación, que se realizará en Roma, Italia, desde el 16 al 18 de noviembre.
Allí se espera que los líderes lleguen a consensos y decisiones que permitan alcanzar dos objetivos muy claros: erradicar el hambre antes del año 2025 y garantizar la seguridad alimentaria para una población mundial que no para de crecer y que debería alcanzar 9.2 mil millones de personas el año 2050.
En los últimos años se han dado pasos importantes para promover la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe, y los líderes de la región han demostrado voluntad de impulsar el tema. En la Cumbre de Integración, realizada en Salvador, Bahía, en diciembre de 2008, ellos asumieron el compromiso de erradicar el hambre. Parlamentarios se incorporaron a ese movimiento, con el apoyo de la FAO, formando un Frente Parlamentario regional contra el hambre, el cual será oficialmente lanzado a comienzos de septiembre en una reunión del Parlatino.
Actualmente, sólo cinco países tienen leyes de seguridad alimentaria: proyectos de ley se están discutiendo o están en preparación en otros nueve países. Antes que la decisión de garantizar la seguridad alimentaria por ley sea soberana en cada país, también es necesario considerar que eso requiere estructuras y recursos que no siempre están disponibles. Para combatir el hambre e invertir en la agricultura, muchos países dependen hoy de la asistencia internacional. Si la Cumbre Mundial de la Alimentación es un éxito, tal vez deje de ser así en el futuro.