El Gobierno mexicano está enviando un alerta a los capos del narcotráfico: pueden ser capturados o muertos en cualquier momento, como otros siete casos ocurridos en el último año. Pero sin confrontar los profundos problemas de corrupción, lavado de dinero y cárceles sobrepobladas, eliminar a los capos tendrá un efecto corto sobre el lucrativo tráfico de drogas, además de elevar la violencia que está ahuyentando a los inversores, dijeron analistas.
La semana pasada murió en un operativo con policías y marinos el capo narco Nazario el Chayo Moreno, líder del sanguinario cartel de La Familia, que opera en Michoacán, estado natal del presidente Felipe Calderón y donde comenzó su campaña antidrogas hace cuatro años.
El operativo se convirtió en una batalla campal de un día en el que se vieron escenas de guerra, con sicarios del cartel quemando autobuses y otros vehículos para bloquear carreteras y avenidas, incluso en Morelia, la colonial capital del estado. La muerte de Moreno fue la última de una serie de victorias del Gobierno que ha gastado miles de millones de dólares en seguridad. En circunstancias similares, el mes pasado fue abatido uno de los líderes del cartel del Golfo, Ezequiel Tony Tormenta Cárdenas, y en agosto fue atrapado Edgar La Barbie Valdez, uno de los capos más violentos que luchaba por el liderazgo del cartel de los Beltrán Leyva. El jefe de esta organización, Arturo Beltrán Leyva, murió en diciembre en un operativo con marinos en Cuernavaca, a 60 kilómetros de la Ciudad de México.
Analistas dicen que México ha podido localizar a los capos porque ha mejorado sus áreas de inteligencia y las operaciones militares y de policía gracias al intercambio de información con EU. Las autoridades estaban necesitando mostrar éxitos en el combate antidrogas en medio de crecientes críticas a los operativos, que han dejado cerca de 33 mil muertos desde diciembre de 2006, entre ellos víctimas inocentes.
“La Policía Federal cuenta hoy con capacidades superiores que le permiten estar en todos los rincones de México con equipo, con tecnología y con profesionales de la seguridad”, dijo el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, durante el funeral de cinco policías que cayeron en el operativo de Michoacán. Pero los analistas dicen que mientras el consumo de drogas continúe firme en Estados Unidos, México tiene aún un largo camino para emular a Colombia en el control de la violencia del narco, rampante entre las décadas de 1980 y 1990.
“Capturar a los principales capos es importante, pero si tú piensas en una estrategia amplia contra el crimen organizado, esto sería un 25%, tienes aún un 75% para lograr”, dijo el analista de seguridad Tony Payan, de la Universidad de Texas en El Paso y frente a Ciudad Juárez. El centro del problema es reformar los corruptos cuerpos de policías locales y crear empleos y oportunidades para que los jóvenes no se sientan tentados por los carteles, dijo.