Durante el mes de octubre en nuestro país se llevaron a cabo actividades como "El mes de la Salud Mental", que para este año, tuvo como lema: "Crear conciencia y reducir riesgos: Depresión y Suicidio". También, es el "Mes de la prevención del cáncer de mama"; y el "Mes de la prevención de desastres".
La muerte de 18 personas calcinadas vivas, en un autobús, hecho aunado a la crisis en el sector salud (envenenamiento de pacientes) marcó dramáticamente el octubre de 2006 y, nos hace reflexionar en lo "desprotegidos que están nuestros ciudadanos".
Esta tragedia —que llena de luto a muchas familias, y que nos afecta a todos los que de alguna forma estuvimos involucrados, aun como "meros espectadores frente a un televisor"—, debe servir para demandar las medidas de seguridad no sólo en el sistema de transporte, sino en todas las áreas en donde se desenvuelven los seres humanos.
El costo en pérdidas de vidas, el trauma psicológico y las secuelas físicas de los sobrevivientes no se puede estimar, pero exige tomar esta circunstancia adversa como ejemplo de lo "que no debe ocurrir jamás".
Quiero brindarles algo de apoyo con algunas palabras sobre la manera en que el ser humano sale adelante luego de ser abatido por las vicisitudes de la vida.
El ser humano cuenta con muchos recursos para hacerle frente a la adversidad, entre ellos el más importante es el amor. "Nadie está magullado por la vida hasta el grado de ser destruido definitivamente", dicen R. Poletti y B. Dobbs.
Muchos autores consideran que el ser humano tiene la capacidad de superar una tragedia, de resistir a la destrucción, protegiendo su propia integridad y la capacidad de construir, de crear una vida digna de ser vivida, a pesar de las circunstancias adversas: la adaptabilidad (resilience, en inglés).
En estos momentos de crisis, que se avecinan, las personas necesitan: Comunicarse (poner en palabras lo que sienten); asumir la responsabilidad de la propia vida (reordenar, retomar el dominio de las circunstancias); tener una conciencia libre de culpa; tener una convicción de que su sufrimiento no es inútil.
El psiquiatra Víctor Frank sobrevivió a campos de concentración nazi, y desarrolló su teoría sobre "la necesidad de tener un significado en la vida", y él observó que "las personas que no tenían objetivo no sobrevivían". Consideraba que el ser humano podía soportar cualquier cómo, si sabía el porqué. Creía que la búsqueda de sentido es la primera fuerza de la vida.
La compasión es otra de las características que nos permiten desarrollar capacidad de adaptarse o reponerse."Cuando ayuda a alguien a cruzar el río llevándolo en su barco, usted también pasa a la otra orilla", reza un refrán anónimo. La compasión permite involucrarse con el otro, considerarlo, comprenderlo y actuar para aliviarlo. También hace posible que las personas se sientan bien consigo mismas, ya que les permite vencer la desesperanza.
Es necesario que nos interesemos por ser mejores ciudadanos y que participemos más en nuestras comunidades .
Necesitamos desarrollar la flexibilidad, la capacidad de adaptarnos porque la vida nos va a enfrentar a crisis que tenemos que aprovechar para crecer y desarrollarnos como personas.
Las personas sobrevivientes y los familiares de las víctimas deben buscar la ayuda en estos momentos de dolor, porque uno de los primeros pasos para sobrevivir al dolor, al duelo, es la comunicación, la expresión de sus sentimientos.
Nuestra sociedad ha acallado el diálogo, y el hombre es cada vez más egoísta y silencioso. Es en la dinámica del diálogo, en el encuentro con el otro, como nos hacemos más humanos.
Se hace necesario crecer como nación y para ello debemos dar prioridad a todo lo referente a la prevención, en todas los ámbitos (salud, educación, etc.).
Para cerrar mi mensaje quiero reproducir una cita de un rabino que sobrevivió a su estancia en un campo de exterminio nazi: "¡El sufrimiento lo calcinó todo, lo consumió todo en mí... menos el amor".
