Regístrate para recibir los titulares de La Prensa en tu correo


Política, entre lo viejo y lo nuevo

Los partidos "de viejo tipo" que tenemos en Panamá, han devenido en mezquinos consorcios de poder e interés, asentados sobre un quehacer cuestionable y de profunda raíz antidemocrática

Luis Wong Vegaluis.wong@lycosmail.comEl pasado 5 de diciembre se efectuaron en Bolivia comicios legislativos que fueron ganados por candidatos independientes, de organizaciones sociales, agrupaciones vecinales, grupos indígenas etc., que comienzan a sacar del poder a los antiguos partidos políticos. Allí en donde la democracia formal permite cauces de verdadera confrontación y concurrencia democrática, los partidos tradicionales pierden, más y más, espacios, poder y legitimidad.

La partidocracia criolla lo sabe. No en balde, aquí en Panamá fuimos víctimas de la colusión activa de los partidos tradicionales (especialmente del arnulfismo y del PRD), confabulándose entre todos para aprobar un paquete de reformas electorales arteras, con las que han pretendido cercenar y desnaturalizar las ansias ciudadanas de evolución hacia una democracia realmente participativa, fuera del monopolio de las dirigencias politiqueras. Y qué no decir de esas patéticas reformas constitucionales, con las que han tratado de enterrar el clamor por una constituyente.

Quiéranlo o no, nuestra realidad no es distinta a la de muchos otros países que han comenzado a sacudirse estos lastres, algunas veces violentamente. Los partidos políticos tradicionales y el sistema decrépito que les sostiene, cual verdaderos dinosaurios, tienen sus días contados. Ahogándose en la miasma de sus pesados intereses sectarios y en la inmoralidad de sus prácticas, van muriendo de anquilosis, aferrándose torpe y peligrosamente al abuso de la legalidad, al engaño y a la manipulación, dentro de un sistema pervertido que solo engendra más perversión.

Los partidos "de viejo tipo" que tenemos en Panamá, han devenido en mezquinos consorcios de poder e interés, asentados sobre un quehacer cuestionable y de profunda raíz antidemocrática. Lo demuestran su evidente falta de debates internos amplios y transparentes, las prácticas de conciliábulo y el diktat arbitrario de las cúpulas, aspectos que han sido vergonzosas taras de la vieja política panameña. Eso, sumado al oportunismo y a la pereza mental de quienes no entienden la condición de vivir en un mundo distinto, en el que una opción política contemporánea solo es exitosa en la medida en que se asuma militante, participativa, ideológica, honesta y, sobre todo, inteligentemente visionaria y proactiva (sobre todo, esto último).

Figuras notorias dentro de la oposición lo saben y, algunas, se atreven a decirlo con toda claridad. En un artículo reciente (El Panamá América, 24/11/04) la Dra. Marisín Villalaz de Arias señalaba certeramente que: "...los partidos políticos nuestros deben hacer una reingeniería para que esos cambios positivos redunden en beneficio de todos. En los últimos años los partidos existentes no han hecho nada para atraer nuevos adherentes y menos para ganar la credibilidad de los ciudadanos, votantes o no...". Más adelante señalaba que: "...El pueblo ya no cree en los políticos... Si no cambiamos nuestra mentalidad y actitud, seguiremos destruyendo las organizaciones ya formadas. La corrupción no permitirá la subsistencia de los partidos y (la gente) nos despreciará hasta lograr los cambios aunque sean negativos. Abramos los ojos y seamos sensatos los políticos para salvar las generaciones futuras y tengan un país digno, democrático y libre...".

Quienes dirigen hoy los partidos de la llamada oposición, deberían ser los primeros en entenderlo y los más firmes promotores de ese carente debate sobre nuestra identidad y nuestro sentido colectivo (y no quienes precisamente se dediquen a silenciarlo o enrarecerlo, por sórdidas razones de "conveniencia"). Los electores no pueden ser tomados por simples commodities dentro del proyecto personal de ningún político ambicioso. Pero como dice el refrán gringo: "...Old habits die hard..." (las viejas malas mañas se niegan a morir). La persistencia en este grosero error solo redundará en más y más alienación, respecto a un electorado que siente y sabe que no es una masa manipulable, a la supuesta espera de algún líder autonombrado que le indique qué pensar, qué decir o por dónde ir. Eso se acabó. Pero esto, pareciera que no lo acaban de entender algunas gentes en este país.

Por eso, los opositores al actual gobierno tenemos que hacer un alto, purgar nuestros muchos demonios y replantear lo que somos. Hasta que no hagamos esto, no podremos caminar en firme hacia una nueva cultura política ni crecer sanamente como lo que debemos ser: una verdadera oposición para ganar conciencias y presencia con nuestro quehacer, como un factor determinante de presión social, más fuerte y democrática que la ominosa maquinaria de nuestros adversarios. No podremos articular una alternativa real y contundente ante un poder que ya da señas de su verdadera naturaleza (arbitrariedad, secretismo, incumplimiento de promesas, milico-filia, nepotismo y sabrá Dios qué lindezas más). Hoy, ese poder medra "solo en la cancha", en medio de la atomización de sus oponentes y de la abulia de una ciudadanía cada vez más confundida y desesperanzada, cada vez más harta de todo lo que significa la vieja politiquería panameña.



COMENTARIOS


LAS MÁS LEÍDAS

  • Guerra comercial entre Estados Unidos y China añade presión al ya limitado tránsito de GNL por el Canal. Leer más
  • Fiscalía Anticorrupción investiga al director de Migración por presuntas irregularidades en permisos de armas. Leer más
  • Petrolero ruso con bandera panameña es confiscado y trasladado a fondeadero por Alemania. Leer más
  • Francisco, el segundo papa que visitó Panamá. Leer más
  • Ifarhu reanuda este lunes 21 de abril el pago del PASE-U: estos son los lugares. Leer más
  • DHL Express suspende temporalmente las entregas de paquetes con compras superiores a $800 a consumidores en Estados Unidos. Leer más
  • Descubren construcción privada en zona protegida del Volcán Barú. Leer más

Recomendados para ti