Preservemos el tapón de Darién



Rodrigo Gómez rodrigogomez@cableonda.netConocida la posición panameña sobre las insuperables dificultades que se advierten en la construcción de la carretera Panamericana por razones ecológicas, sanitarias y de seguridad nacional. Se hace necesario presentar nuevamente una alternativa que cumpla con los objetivos de la preservación del tapón de Darien y la unión de las Américas.

Ante la actual integración social, cultural, comercial y turística que reclama con vehemencia la globalización universal, Panamá no puede ser indiferente. Es así como en la actualidad se han iniciado proyectos de infraestructura como lo son el gasoducto y la interconexión eléctrica que buscan disminuir el costo de los servicios públicos para los panameños.

Hace 10 años, el 4 de diciembre de 1994, se dio inicio a un sueño latinoamericano que consistía en la integración de dos pueblos hermanos a través del ferry "Crucero Express", este servicio surgió de las reuniones que sostuvieron en ambos países miembros de la empresa privada y del gobierno como parte integral de la Comisión de buena vecindad colombo-panameña, la cual presidía Guillermo Chapman. La empresa asignada por esta comisión para adelantar la puesta en marcha del ferry fue la Flota Mercante Grancolombiana, filial del grupo Café de Colombia.

Para la correcta operación del ferry se debieron adelantar trabajos de adecuación de los muelles en los puertos de Cristóbal y Cartagena, pues debían desembarcar tanto pasajeros caminando, como vehículos y carga rodante. Se instalaron también oficinas de migración, aduanas y se habilitó un tanque en la rampa de salida y equipos de desinfección debidamente aprobados por autoridades internacionales de salud para disminuir los riegos de la fiebre aftosa. Los productos lácteos y la carne de res eran adquiridos todos en Panamá y las basuras se bajaban en Colombia.

Desafortunadamente para el servicio de ferry, durante su primer año de servicio no fue posible conseguir la autorización por parte del Gobierno panameño para el movimiento de vehículos y carga rodante por los temores que esta nueva modalidad de servicio implicaba, aunque se habían tomado todas las precauciones, lo cual ocasionó pérdidas económicas a la empresa operadora. Primero, porque los ingresos de la carga significaban el 50% de los ingresos y segundo porque el ferry había incumplido la promesa básica del servicio que era ofrecer viajar con su vehículo entre Centro y Suramérica y viceversa. El impedimento del transporte de vehículos, generó intercambios de comunicaciones entre los presidentes Ernesto Pérez Balladares y Ernesto Samper, pues un funcionario del USDA (United Status Department of Agriculture) en Colombia, manifestó por escrito que no había bases científicas para impedir la movilización de vehículos en el ferry, mientras se cumpliera con todos los procesos de desinfección.

La empresa operadora del ferry buscó entonces compensar la pérdida o la disminución de los ingresos por concepto de movimiento de vehículos y carga rodante con una parada semanal en la Isla del Porvenir en San Blas, que es uno de los paraísos turísticos de Panamá. Allí, los domingos a su regreso de Cartagena el ferry fondeaba y desembarcaba pasajeros, toldas, grupo musical, alimentos y bebidas, para recrear a los turistas durante todo el día. Los kunas, por su lado, ofrecían sus molas y tours a otras islas cercanas.

Para el segundo año de operaciones finalmente se inició el movimiento de vehículos y carga rodante con lo cual la empresa alcanzó su punto de equilibrio, pero antes de iniciar el tercer año de operaciones la Flota Mercante Grancolombiana, propietaria del "Crucero Express", fue vendida a la Transportadora Marítima Mexicana que solo quería operar los barcos portacontenedores.

Una vez en el mercado libre, el ferry "Crucero Express" fue comprado por la tribu de indios seminoles con sede en el estado de la Florida y su intención era convertirlo en un casino flotante que actualmente operara en aguas internacionales partiendo del puerto de Tampa. Concluida la negociación del ferry, la nave partió en noviembre de 1996 hacia Estados Unidos dejando en el sistema 8,000 reservaciones de pasajeros para fiestas patrias de Panamá, temporada de compras navideñas para colombianos en Panamá y vacaciones de verano en ambos países. Este dinero de las reservas junto con la liquidación de más de cien trabajadores panameños que colaboraron con la empresa, fueron debidamente cancelados.

El ferry movilizó en mas de 270 viajes Panamá-Colombia-Panamá, durante sus dos años continuos de operación: 200,000 personas, 4,000 contenedores y 2,000 vehículos sin verse involucrado en problemas migratorios, aduaneros y mucho menos sanitarios, pues hoy después de 8 años se comprueba que la fiebre aftosa nunca llegó a Panamá y por tanto cobra nuevamente vigencia la necesidad del ferry como realización de un ideal bolivariano.

Actualmente, varios personajes como el alcalde de la ciudad de Panamá, Juan Carlos Navarro; el ex presidente de la SPIA, Rodrigo Mejía Andrion y el presidente de ANCON, Líder Sucre, se han pronunciado en los medios a favor del ferry.

Estoy seguro que de haber un apoyo importante por parte de los dos gobiernos, se podrá junto con empresarios del transporte de ambos países y la experiencia anterior, poner en marcha nuevamente el ferry panamericano. De esta forma Panamá logrará iniciar de forma inmediata la unión de las Américas sin los riesgos de seguridad, daños a la ecología y peligro de la fiebre aftosa que actualmente se percibe, traería la construcción de la carretera Panamericana.

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